Está claro que los Planeta en sus distintas versiones o el Alfaguara necesitan ganadores fiables comercialmente porque, de lo contrario, ¿quién daría 600 mil euros a un desconocido por bueno que fuera? Demasiado arriesgado, dicen los editores. Pero, ¿es esa la función del premio literario? Parece lógico que lo que se pretenda en reconocer una obra o una trayectoria desde la perspectiva de calidad literaria. Pero se han convertido en puras campañas de promoción.
Por eso, animo a no comprar los premios hasta que, al menos, hayan pasado a edición bolsillo. Eso supondrá una penalización menor, pero penalización al fin y al cabo.Por otra parte, apoyo total a los premios de talante literario. Una de cambio.