Ser el jugador con más goles anotados en la historia de las categorías inferiores de la Selección Española, ser el goleador más joven en la historia del Barcelona con 17 años y tener la posibilidad de acudir con 18 a la Eurocopa de naciones con la selección absoluta no le garantizó un éxito inmediato.
A pesar de dichos registros, algo menguó la brillante estrella de Bojan Krkiçc. La falta de oportunidades, minutos y goles hacían decrecer las expectativas, ilusiones y la confianza de un jugador que con el paso de las temporadas dejó de tener la confianza de Pep Guardiola y tras la temporada 2010-2011 decidió abandonar Barcelona tras jugar 104 partidos y anotar apenas 22 goles.
No obstante, su hueco en el Barça tal vez lo encontró a finales de la temporada 2009/2010 cuando el Barça se estaba disputando el título de Liga contra el Real Madrid de Manuel Pellegrini. Entonces, Guardiola decició sentar a Zlatan Ibrahimovic y dar la titularidad al de Linyola, marcando incluso goles decisivos en salidas clave contra el Villarreal y el Sevilla.
De La Masía a Italia
Su nuevo destino fue la difícil Serie A italiana, concretamente la AS Roma, donde llegaría para ser entrenado por un hombre que le conocía bien, Luis Enrique. Sin embargo Bojan tampoco llegó a encontrar su juego en Italia aunque dispuso de más oportunidades en el equipo capitalino, donde jugó 33 partidos y marcó 7 goles, aunque en la mayoría de ocasiones siempre saliendo como revulsivo, siendo incapaz de consolidarse en el once titular. Tras su irregular año en la capital italiana, el conjunto romano decidió cederlo al AC Milan en la recién terminada temporada 2012-2013. Bajo los focos del majestuoso estadio de San Siro, Bojan volvió a firmar una temporada más bien irregular, que acabaría con unos discretos números de 19 partidos jugados y 3 goles marcados.
Su obligada vuelta a Barcelona suponía un regreso amargo, al menos no el que él mismo había soñado. Dos años atrás cuando anunciaba su marcha del club de su vida hacia Italia soñaba con poder triunfar fuera, ganarse un hueco en el fútbol de élite, disfrutar del fútbol y regresar triunfante al club blaugrana. Nada de eso ocurrió.
Su cesión al Ajax supone el enésimo intento de encontrar a ese goleador que tanto prometía en sus inicios. La Eredivisie holandesa y jugar la Champions League en un equipo que aspira a pasar la fase de grupos y volver a alcanzar los octavos de final puede suponer un nuevo impulso en su irregular carrera.