- Es necesario que la cámara no sea de foco fijo, sino autofocus: el bokode se lee desenfocando la imagen. Lamentablemente, esta funcionalidad no la tiene prácticamente ninguna cámara de móvil.
- El punto fuerte del bokode es que, al girar la cámara, se accede a otra información diferente, como si existiera una superficie imaginaria entre el objeto y la cámara, cargada de información. Esto será muy interesante para los mandos de videoconsola: ¡ya podremos ponernos una cinta elástica con un bokoder en el zapato y jugar al fútbol dando patadas reales, y no con 27 botones! También en las audioguías de un museo: podremos apuntar con la audioguía al cuadro y nos hablará exactamente de la figura o detalles de esa parte del cuadro (el bokode estará situado en la cartela, que nadie se asuste; no será necesario pegar bokodes en el lienzo...)
En resumen, yo no veo estos lunares luminosos como la mejor alternativa a los códigos de barras, sino un gran salto para mejorar la interacción hombre máquina y máquina-máquina, así como para permitir una explosión de lo que denominamos realidad aumentada. ¡Qué pasada! Ved el vídeo.
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