Bollos fritos (rosquillas) de juncalillo

Por Todo Con Azúcar
Juncalillo es un caserío perteneciente a la zona alta del municipio de Gáldar en la Isla de Gran Canaria, es el típico pueblo pequeño de medianías, zona donde mejor se conservan las tradiciones de la Isla. La receta la recogió mi hermana de la madre de una de sus amigas y, aunque estos bollos se hacen en toda la Isla, y seguramente con variaciones en todo el país, estos son los de Juncalillo. La particularidad de hacerle cuatro cortes en forma de aspas hace que al freírlos queden mucho más crujientes. No obstante, las masas fritas son para consumirlas el mismo día que se cocinan, porque con el paso del tiempo pierden bastante. Un truco a aplicar si nos sobran para el día siguiente es darles un toque de microondas con el grill y después dejar que se enfríen. Este truco que también sirve para las galletas, hace que pierdan humedad y recuperen el punto crujiente. La receta es fácil de recordar porque sigue la regla del 6.

Foto de todopueblo.com

Ingredientes:
1 huevo6 cucharadas de agua6 cucharadas de azúcar6 cucharadas de anís (Marie Brizart)6 cucharadas de aceite (girasol u oliva suave)Ralladura de limón (al gusto)Harina (la cantidad necesaria para dar consistencia a la masa y poder formar los bollos)1/2 sobre de levadura Royal
Para freir: aceite de girasol o de oliva suave para freír
Un trozo de piel de naranja
Preparación:
Evidentemente la forma tradicional de prepararlos es amasando a mano. Para hacerlos a mano se pone en un bol todos los ingredientes menos la harina y se mezclan con un tenedor. Se va añadiendo la harina y la levadura poco a poco y seguimos removiendo con el tenedor, hasta que ya no se pueda seguir y ya se sigue amasando a mano.
Yo esta vez he usado la amasadora y deja una textura algo diferente a la masa, más aireada, más blanda.
Batimos los huevos en un bol hasta que blanqueen, añadimos el resto de los ingredientes menos la harina y la levadura y seguimos batiendo hasta que esté todo integrado. Tamizamos 250 gramos de harina con la levadura y la  vamos incorporando a la masa e integrando con suavidad. Tamizamos otros 250 gramos de harina y vamos añadiendo a cucharadas hasta que se logre la consistencia deseada, que es sólo la que permita hacer los bollos. No mezclamos toda la harina de golpe con la levadura para poder guardar la que nos sobre, ya que de la última parte de harina nos puede sobrar o faltar.  Pues ya ven, como las recetas de antes, a ojo.
Esta vez para que quedaran todos del mismo tamaño he ido pesando porciones de masa de 30 gramos cada una. Formamos el bollo y con unas tijeras hacemos cuatro cortes en la masa.
Ponemos abundante aceite en una sartén algo profunda y ponemos la piel de naranja, cuando se dore por los bordes la retiramos y empezamos a freir. Vamos añadiendo los bollos formados de dos en dos o tres en tres, no más para controlar bien que se hagan pero que no se quemen.

Están riquísimos, dejan un olor en la cocina que ojalá pudiera envasarse. Si tienes niños cerca no dejes que se pierdan estos sabores para que formen parte de su memoria entrañable, como forma parte de la nuestra.
¡Hasta la próxima!