Bolsas y ojeras: 7 consejos para evitarlas

Por Botikaria

No hay humana que un día, al levantarse, no haya lanzado un grito ahogado al mirarse al espejo. Que levante la mano quien hasta ahora se haya librado del tándem ojeras-bolsas.  Afortunadamente este trance se suele superar con algo de descanso y buena alimentación. Aunque si eres de las abonadas a estos gritos matutinos, ya te habrás percatado que deshacerse de ellas es misión imposible – a menos que pases por láser o quirófano. Pero antes de llegar a este punto, podemos conjugar el verbo prevenir. Te contamos opciones para intentar evitarlas si son de quita y pon, o para mejorarlas si ya han decidido instalarse en tu rostro.

¿qué causa las ojeras o las bolsas?

En primer lugar debes saber que el contorno de ojos es la zona más frágil del cuerpo humano. Su espesor medio es 5 veces más fino que el resto del rostro, el cual a su vez es 5 veces más fino que el resto del cuerpo. Eso conlleva una menor cantidad de colágeno, elastina y glándulas sebáceas que junto con los 22 músculos periorbitales en continuo movimiento, la convierten en zona de guerra para nosotras y campo abonado para las arrugas, bolsas, ojeras, hiperpigmentaciones, etc.

Creemos siempre que la falta de sueño – o el cansancio – es la que activa nuestras ojeras. Y así es. Pero sin restar importancia a este factor, hay otros que realmente determinan que seas más propensa o no a este padecimiento. Las ojeras son el reflejo de la dilatación de los vasos sanguíneos que se encuentran en la zona periorbital y que gracias a tan fina piel son perfectamente visibles. Por eso, el cómo tu genética ha dispuesto dichos vasos en la zona y el tipo de piel que te ha regalado pueden convertirte en asidua portadora de las mismas. Luego, puedes ir sumando puntos si te falta hierro – por la pobre oxigenación de los tejidos que contribuye a la creación de coágulos – o sufres una pérdida de volumen de la grasa alrededor de los ojos debido por ejemplo a la edad.

Las bolsas son en cambio un abultamiento de la piel bajo los ojos.  La genética, como casi siempre, es un factor importante, pero en muchas ocasiones simplemente se trata de retención de líquidos (por ejemplo, si solo tenemos bolsas al levantarnos o al llorar) o bien de grasa. En otras se trata simplemente de un descolgamiento de la piel al perder tono muscular y hacerse más delgada a causa de la edad.

¿se pueden prevenir?

Pues depende. Hay algunas cosillas que está en tu mano mejorar, otras sin embargo – como la genética – va a ser que no. Pero lo que está claro es que debes actuar rápido en cuanto veas una ojera, pues éstas aumentan con el tiempo haciendo que el color debajo del párpado sea cada vez más intenso o el espacio entre el párpado inferior y el pómulo, más hundido. Así que, guerra sin cuartel con estos consejos…

duerme a pierna suelta

Dormir es necesario no solo para descansar nuestra mente sino, en su misma justa medida, nuestra piel. Mientras dormimos, la circulación linfática funciona al 100% eliminando los desechos de nuestras células. Así que mejor darle el tiempo necesario para que realice su trabajo: 7 u 8 horas diarias es lo adecuado. Eso sí, procura dormir boca arriba, con almohada, para que la sangre circule mejor – lo séeee, complicado, pero al menos promete que no dormirás boca abajo.

¿agotamiento? ¿qué es eso?

Pues es vivir en la era digital. Ordenadores, tabletas, móviles .. todos son culpables de un envejecimiento ocular prematuro, además de favorecer las ojeras al fijar la vista durante horas y provocar que los vasos sanguíneos se dilaten (y presenten ese color azul-violáceo). ¿La solución? Lee a cierta distancia y descansa cada poco tiempo. Además, apúntate a practicar el slow-life; vamos, que no te estreses.

abónate a una buena alimentación

Y es que somos lo que comemos. Por tanto, aumenta el consumo de alimentos con hierro para mejorar la oxigenación de los tejidos. Espinacas, cítricos, pimientos y tomates deben estar presentes en tu dieta. La sal, redúcela al máximo para evitar retención de líquidos.

hidratación profunda

Hidratarse es bueno para todo, y la piel no iba a ser menos. Agua por dentro y contorno de ojos por fuera. Pero porfa, nunca uses la crema facial para el contorno de ojos. Recuerda, no es la misma piel, ergo no necesitan los mismos ingredientes.

¿vicios? los menos

Por desgracia para muchas de nosotros – que algún vicio seguro que tenemos – tabaco, alcohol o café no son buenas compañías, así que mantenlos lo más alejados posible.  Y para que la sangre circule mejor, no olvides practicar ejercicio regular. Hay que oxigenarse!

el sol, enemigo público número 1

La radiación UV estimula la producción de melanina, algo que no quieres que te pase ya que oscurece – aún más – las ojeras. Además de protegerte con un producto específico para la zona del contorno de ojos con SPF elevado, unas gafas y sombrero no estarían de más.

sé paciente con tus tratamientos

Alergias (generalmente respiratorias), hipertiroidismo, problemas cardíacos, circulatorios, renales, inmunológicos o medicamentos específicos pueden provocar una congestión de los vasos sanguíneos alrededor de los ojos, o una hiperpigmentación del área, con lo cual deberás ser paciente mientras aplicas los tratamientos adecuados a esas enfermedades. Cambios hormonales como el embarazo, menstruación o menopausia también pueden afectarte al causar una mayor retención de líquidos.

¿Algo más que se me haya olvidado?

Photos:  Julija Jankelaityte  | Raul Romo | Twirlingclare | Raquel Carmona


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