Es muy conocido el "Blitz", la campaña de bombardeos realizados por la Lufwaffe alemana sobre Gran Bretaña y en especial sobre Londres. Pero es menos conocido el bombardeo incesante que sufrió Berlín, la capital del Reich alemán.
Harris, conocido como “Bombardero Harris”, no era el único que estaba a favor de los bombardeos de área. El Primer Ministro Winston Churchill, en 1941, no estaba satisfecho con la relación entre efectividad y el número de bajas de la RAF en sus incursiones sobre Alemania. La idea era matar a los civiles para que estos no pudieran trabajar en las fábricas, que eran difíciles de alcanzar y que esto haría que los trabajadores se levantaran contra Hitler.
Tras la aparición de los nuevos bombarderos pesados Hallifax y Lancaster que podían transportar más bombas y tenían mayor protección individual que sus antecesores Hampden, Whitley y Wellington, Harris atacó Lübeck, Colonia, Bremen, Hamburgo y Essen. La cuenca Industrial del Ruhr sufrió más de 18.000 incursiones de bombardeo. La más conocida es la realizada en la noche del 16 al 17 de mayo de 1943 por una escuadrilla de Lancasters. Son los conocidos como "Dambusters".
Tras la eficacia de esas campañas de bombardeo, Harris dirigió su mirada a Berlín, con lo que creía que acabaría la guerra.
Los bombardeos comenzaron a finales de agosto de 1943 con tres incursiones formadas por un total de 1.650 bombarderos, de los que se perdieron 126. Demasiadas bajas.
Harris esperó al invierno, donde las noches son más largas y a la instalación de nuevos elementos de ayuda electrónica. A la campaña también se uniría la VIII Fuerza Aérea estadounidense que se recuperaba tras varias incursiones sobre Alemania.
En la segunda mitad de febrero, el tiempo mejoró y volvieron los ataques. El 15 fue el primer ataque, con 891 bombarderos. Perdieron 42. Las defensas de la capital alemana se habían reforzado y eran más eficaces.
A finales de marzo un nuevo ataque supuso un índice de bajas para los británicos del 9,1 %. Berlín era un objetivo demasiado difícil para la RAF.
Al igual que fue un tremendo error para los alemanes derivar los bombardeos de las bases aéreas de la RAF hacia las ciudades, teniendo en cuenta que todo empezó debido al error de una tripulación alemana; atacar Berlín fue un derroche de recursos que hubieran estado mejor aprovechados contra enclaves vitales para el esfuerzo bélico alemán. Aun cuando algunos de esos ataques a instalaciones vitales se demostraron efectivos.
En Alemania aún quedan unas cien mil bombas aliadas sin explotar y aunque han pasado más de 70 años y aún siguen apareciendo. En Berlín se han encontrado cerca de 7.000 y hay, al menos, otras 3.000 sin localizar.
Para saber más:Ofensiva de bombardeo, del Mariscal HarrisDresde y los bombardeos británicos sobre Alemania, de Frank Musgrove
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