Bombones-bocaditos de cacao (y... Un descanso se lo tiene bien merecido todo mundo)

Por Bouquetgarni
¿Qué tienen que ver los bombones con el descanso?, se estarán preguntando. Nada y todo, al mismo tiempo... Creo que son una excelente manera de decirles: "Hasta luego, queridos amigos" y convidarlos, hasta que nos volvamos a reencontrar, con algo rico, sano, sencillo (incluso para hacer con los chicos una tarde aburridos, o de fiesta) y crudivegano (que no lleva cocción ni incluye nada animal entre sus ingredientes), para quienes me pedían recetas de este estilo y para quienes se animan a preparar (sin horno y sin mayores complicaciones) unos ricos bombones-bocaditos para acompañar cualquier momento u ocasión.
Vamos con la receta primero (que, para eso, este es un blog de cocina, digo yo...) y con el descanso después, ¿les parece?

Aquí está la lista de ingredientes para que tengan a mano antes de empezar con la receta que les resultará tan, pero tan sencilla que será cosa de repetirla cada vez que tengan deseos de comer algo rico-rico-rico. Al final - como de costumbre - algunos reemplazos, sugerencias y truquitos (que nunca están de más). ¡Ah antes de olvidarme! La idea original de esta preparación, nació vía Skype, en una conversación con Mary, la esposa de mi mejor amigo, quien siempre me hace reír a más no poder, filosofar juntas sobre cuestiones importantes y pasarnos ideas-recetas-trucos-proyectos culinarios como si se tratan de descubrimientos científicos, mientras nos encontramos cómodamente ubicadas en nuestros respectivos hogares a kilómetros y kilómetros de distancia la una de la otra ;) ¡Gracias, amiga!

En el vaso de la procesadora, disponé 150 gramos de dátiles deshidratados (a los que les quitaste sus huesos/carozos y los cortaste en mitades), junto con 2 cucharadas de cacao amargo en polvo, 100 gramos de almendras (con piel), 15 cc. de aceite de coco (o de un aceite neutro), 1 cucharada de café soluble disuelto en agua (en mi caso, descafeinado), 1 cucharadita de extracto de vainilla, 1 cucharadita de canela en polvo, 1 cucharadita de nuez moscada recién molida y 2-3 cucharadas de agua potable.

Triturá o procesá, revolviendo de vez en cuando para integrar la preparación que se va adhiriendo a las paredes del recipiente (fuerza centrífuga mediante, ¿vio?), hasta formar una pasta homogénea. Tal vez, debas procesar algunos minutos más para que esto ocurra o debas añadir algunas gotas más de agua para lograr una textura de pasta compacta y firme.
La masa-pasta no debe quedar pegajosa (o muy pegajosa), pero sí maleable y un poquito húmeda. En ese momento, disponela sobre un papel film y, ayudándote con él, amasala-integrala para darle forma de bollo o rectángulo (lo que te resulte más cómodo). Cubrila por completo, envolviéndola con el mismo papel y dejala descansar en la heladera por, al menos, 30 minutos (incluso, puede ser de un día para otro, sin problema alguno).

Una vez pasado ese tiempo, tomá porciones de la masa-pasta (con las manos bien limpias, por supuesto) y formá unas bolitas-esferitas de tamaño parejo. Podés cubrirlas, haciéndolas rodar por coco deshidratado rallado o chocolate semiamargo rallado, o bañarlas en chocolate semiamargo derretido a baño María/de María. Si lo deseás, podés dejarlas sin ninguna cobertura porque también son exquisitas.

Algunas observaciones y recomendaciones finales: El aceite de la receta (en mi caso, de coco) puede reemplazarse por cualquier aceite neutro que prefieran (evitando los de sabores más invasivos). Según en qué época del año y lugar del planeta en el que se encuentren, pueden comprar-conseguir aceite de coco en estado líquido (¡Perfecto! Ya pueden utilizarlos en la receta) o en estado sólido al que también llaman manteca de coco (¡No confundir, por favor, con manteca de cacao que es algo totalmente distinto!). En ese caso, sólo será cuestión de poner a derretirlo como si se tratara de manteca de origen animal y ¡Listo!
El cacao amargo de la receta puede ser reemplazado por harina de algarroba. Es una buena oportunidad para utilizarla, enriqueciendo estos bombones-bocaditos con sus propiedades y beneficios nutricionales.
De igual modo, las almendras pueden sustituirse por nueces, nueces Pecan/de Pecan, castañas de cajú/anacardos, maníes, nueces de Macadamia, nueces de Pará/castañas de Pará/nueces de Brasil... Cada una de ellas aportará distintos matices y sabores a la preparación.
El café que incluye la receta puede o no ser descafeinado, una cucharada del café que se preparan a la mañana, batido, espresso o de cápsula... Su función es resaltar el sabor del cacao. Pero, pueden no emplearlo; los bombones-bocaditos estarán riquísimos de cualquier modo.
Pueden reemplazar la nuez moscada recién molida por jengibre en polvo, cardamomo recién molido o semillas de anís molidas. Entretanto, si lo desean - y no van a comer los más pequeños de la casa - pueden incorporar a la mezcla 1 cucharadita de brandy, licor de naranjas, algún licor casero o whisky/whiskey (según sea escocés o irlandés), reemplazando alguna de las cucharadas de agua de la receta.
Recuerden que el chocolate que utilicen para bañar los bombones-bocaditos debe ser de buena calidad y con un alto porcentaje de cacao para no malograr la receta. Si es orgánico, mucho mejor ;)

Estos bomboncitos-bocaditos son ideales para servir cuando tenemos visitas, jugar y cocinar con los chicos (si no los hacen bañados en chocolate - que requieren de la absoluta acción de los mayores para evitar accidentes y situaciones de peligro -, para ellos es como trabajar con cualquiera de las masas con que se divierten a diario haciendo formas; sólo que, en esta ocasión, se comerán y convidarán sus propias delicias "bomboneriles"). Pero, además, nos vienen de mil maravillas cuando realizamos dietas específicas (para incluir algunos nutrientes que no obtenemos por otras vías) o para recuperar fuerzas después de horas de esfuerzos físicos.
Son fáciles, versátiles, divertidos y prácticos de preparar, se conservan por varios días (unos 5-6 seguro, porque hasta allí llegaron en casa...), gustan a todo mundo (y si una no cuenta que son crudiveganos, aplaudirán de pie sin poner cara de "No sé qué es eso, pero desconfío..."), pudiendo ayudarnos a completar y enriquecer con sabores un rico té-café-reunión con amigos, o para hacer un lindo, creativo y delicioso regalo personalizado para alguien a quien queremos sorprender y mimar.

Bueno, ahora llegó la hora de hablarles del descanso. Lo que les voy a decir no es la gran cosa sino, simplemente, que este blog y quien suscribe (más quien suscribe que este blog, para decirles la verdad) nos vamos a tomar todo este mes de julio de descanso porque lo necesitamos... Necesito poner en perspectiva algunas cosas, necesito descansar (estamos en invierno por aquí y se nos avecina una temporada de deportes invernales con muy buenas perspectivas, las montañas y los centros de ski ya tienen buena nieve y estamos deseosos de andar por allí), desplegar algunas ideas que me revolotean por la cabeza, darles forma, ayudar a madurarlas (tal vez, hasta parirlas). Por eso, les digo: "¡Hasta pronto!" (Para ser más precisos, los primeros días de agosto, seguramente). Disfruten del frío o del calor (lo que les toque, según donde vivan y de la mejor manera que puedan). Disfruten de su gente, de sus amores, del descanso, de lo que realizan, de jugar, de divertirse, de equivocarse y de tener razón - de vez en cuando - de cabo a rabo. Disfruten de la vida, con sus seres amados y experimenten en la cocina. ¡Los quiero mucho!
Textos y fotografías: ©Bouquet Garni Recetas