Bondage – @_Marla_Sercob

Por De Krakens Y Sirenas @krakensysirenas

¿Has permitido alguna vez qué te aten?. ¿Seguro?.

Al ser humano, aunque es muy atrevido por mi parte extrapolar tal adjetivo a toda la población mundial, siempre le ha gustado dar su opinión y sobre todo criticar todas aquellas cosas, de las que tiene el más absoluto desconocimiento. Para ellos, lo convencional es seguro. Lo contrario, arriesgado. Y si hablamos de sexo, cuanto menos una parafilia.

En cambio, Georges Bataille, un auténtico transgresor para su época, nos dijo que la vida humana es una experiencia que debe ser llevada lo más lejos posible. Y yo puntualizaría, que lo más lejos posible sí, pero teniendo claro hasta dónde uno está dispuesto a llegar. Y para eso, lo primero es tener un conocimiento bastante claro de uno mismo. Saber identificar nuestros deseos y emociones, nuestras capacidades y limitaciones y obrar en consecuencia.

Bondage, dejando a un lado toda la historia y la teoría, se trata en definitiva de una auténtica comunicación no verbal. Pero para ello hay que cumplir las tres reglas básicas del juego: seguridad, sensatez y consenso, independientemente del rol que tengas.

Se trata de tener un absoluto respeto por el otro, completa confianza y ofrecer una total seguridad. Obedecer o Dominar. Dominante o Dominado. Las dos caras de una misma moneda donde no existe la una sin la otra.

En definitiva, se trata de hablar abiertamente con la persona que más quieres de tus deseos más profundos y ponerlos encima de la cama para llevarlos a cabo dónde y cómo tú quieras. Dejarse llevar sin saber que va a suceder, despertar la suficiente intriga como para que ya en sí mismo ofrezca placer.

Pero sobre todo, se trata de ser valiente para preguntar. Y serlo aun más para responder.

Detente un momento. Piensa cómo es la relación con tu pareja. ¿Ya?. Ahora dime cómo son vuestras relaciones sexuales. Hasta dónde sabéis el uno del otro lo qué os gusta y lo qué no. A fin de cuentas, ¿hasta dónde llega vuestra valentía?.

Una vez que tengamos claro lo anterior, no debemos olvidar nunca que el Bondage no deja de ser un juego de dos. Que las ataduras no deben ir más allá de la piel para decidir, solamente tú, cuando deseas que te suelten, además, de ser completamente respetado. De lo contrario, si permites que te aten el alma, esas cuerdas invisibles se convertirán en ataduras emocionales que no te darán la libertad de disfrutar. Y justo ahí, al dominante, que nunca ha tenido ni ápice de valiente le das todo tu permiso para que sea siempre el vencedor. Y ya no habrá reglas, porque se convertirá en una simple y dura relación de dependencia. Dejará de ser un juego.

Ahora sí, sabiendo que hay dos formas muy distintas de atar, dime con sinceridad, ¿has permitido alguna vez qué te aten?.

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La cadencia de tus pasos cada vez que te acercas a mí, me deja claro que es el preludio de mi actuación. Tú, te limitas a susurrarme tu respiración muy cerca mientras vendas mis ojos. 

Tu presencia me afecta de tal manera que de pronto siento que toda mi naturaleza se vuelve salvaje.

Y es que, pensar en ti me lleva a recordar la primera vez que me convertiste en un paisaje humano lleno de erotismo y sensualidad. En una obra de arte donde yo era tu lienzo y las cuerdas con las que me atabas, la extensión de tus manos con las que me pintabas.

De manera relajada pero tajante, comienzas a rozarme con ellas devolviéndome a la vida rincones que creía dormidos. Noto como tiemblo por dentro lo que no me permites latir por fuera. Y mis sentidos, menos la vista, se ponen alerta.

Huelo tu deseo y me quedo con tu olor. Empiezo a sentir el calor de unas velas mientras me provocas, intencionadamente, un nuevo roce con las yemas de tus dedos al anudarme a ti. Siento como se desliza  sin pudor y  se detiene con esmero tu dedo corazón en el punto exacto de mi muerte. Y gimo tu nombre en silencio mientras tú, tiras fuerte de la soga para que sepa cuánto me amas, porque cada nudo que me atas es como besarme profundamente boca a boca.

Y me abandono a ti. 

Comienzo a escuchar como se alejan tus pasos y sé que estás contemplando tu obra. Te dibujo en mi mente con la sonrisa del que se sabe ganador mientras yo quedo completamente expuesta e íntegramente tuya.

Da comienzo el ritual de desnudarme de las cuerdas sin prisa, mientras masajeas con delicadeza las marcas de mi piel y yo, yo ya muero por sobredosis de deseo.

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