Bonsai

Por Srigangamata @SRIGANGAMATA

Hace mucho Años, cuando cultivaba bonsáis de modo consecuente, mucha gente solía cuestionarme el acto de tortura que implicaba para el árbol.

Sin embargo el bonsái no es la rama BDSM  de la jardinería, es un modo egoísta de apropiarse del esplendor del poder de la naturaleza.

El arte del bonsái no nace de la intención de minimizar el árbol, nace con la intención de celebrar la grandeza de la naturaleza.

Porque nace  de la observación de aquellos ejemplares naturales, espontáneos que ante la adversidad de su germinación en un lugar “equívoco”, o ante un  cambio del entorno que se vuelve limitante, elige seguir siendo, conservar su identidad, su carácter, su misión fundamental, y para lograrlo son capaces de soltar, de aceptar, de rediseñar todo aquello que sea necesario.

Un bonsái natural en su natural sabiduría, “comprende” que hay cosas que no podrán cambiar, y que si elige seguir siendo y estando, tendrá que ser capaz de saber qué si podrá cambiar, sobre qué si tendrá poder.

Un bonsái, es, ante todo, una muestra innegable de Aceptación, Ambición, Resiliencia, Poder, Responsabilidad y Rediseño.

Así, cuando se empieza el camino del cultivo de un bonsái comienza un trabajo de cuidado y observación.

Porque, de algún modo, los bonsaistas nos convertimos en las fuerzas de la naturaleza que interviene sobre el ejemplar, pero que también guían, nutren, contiene, cuidan.

Y para el bonsaista, también las virtudes cardinales son la paciencia y la aceptación.

Porque hace falta ante todo comprender que el arte de bonsái podrá ser para todos los árboles, pero no todos los árboles son para el bonsái…

Habrá ejemplares que no resistan, o que se nieguen… los habrá que prefiera morir antes que aceptar un rediseño… y en bonsaista tiene que ser capaz de intentar con amor y paciencia peo también “soltar”… porque se trata de crear. de recrear, no del sufrimiento por el capricho del sufrimiento.

Cada uno de nosotros tiene momentos de “Bonsái”, pasa por situaciones en las que el terreno no es tan fértil, ni los medios tan propicias, ni los factores externos tan alentadores…

Y debe elegir, quién quiere ser.

Quiere ser aquel que se quede estático entre sus creencias, sus “valores” (Cuánto vale el valor que nos priva de alcanzar la mejor versión de nosotros mismos? o la de lograr nuestros objetivos elegidos con el corazón?) y sus estructuras,  así signifique la “muerte”’

O quiere ser el Ser en el presente que nave  con las circunstancias, que sea capaz de observarlas y aprender de ellas aprovechándolas así al máximo, que sea resiliente y que encuentre recursos nuevos, con miradas nuevas porque no se condiciona por lo viejo?

Es necesario que seamos capaces de ponernos en discusión, de “dis quatere”

“Sacudir para separar las buenas raíces de la tierra” y observar si son sólidas, si son valiosas, si acompañaran el crecimiento.

No es cuestión de suerte, el bonsaista no pone un ejemplar en un contenedor, lo deja a un costado y espera que todo se haga por sí mismo, se ocupa, vela, observa, cuida, poda lo que sobro, fomenta lo que sirve, renueva, recicla.

Así nosotros, como nuestros propios “cultivadores”, tenemos la capacidad de vivir cada momento, dando y buscando lo mejor de nosotros, siendo artífices de nuestro propio crecimiento.

La palabra misma “Suerte” proviene de “Sortis” y se refería nada menos que a la tierra de cultivo y qué tan rica o prolífica era. Es decir, no tiene nada que ver con “Alea” que es la palabra latina para “Azar” (que no tiene estrictamente que ver con “suerte”, porque el azar viene del árabe الزهر (az-zahr)  que significaba primero “flor”  y hace referencia a la marca que daba la victoria en la taba, en la que se marcaba con una pequeña flor uno de sus lados)

Entonces, en todo caso, nosotros hacemos nuestra “suerte” nosotros disponemos el terreno, lo abonamos, lo cultivamos, lo cuidamos.

En la Kabalah lo más cercano a “Suerte” es MAZAL, y significa “Señal”, “Signo”.

Una palabra formado por las iniciales de otras 3 palabras , Macom, Zman y Limud (Lugar, Tiempo y Enseñanza) Entonces tener “Suerte” (Mazal) significa aprender a estar presente en todo aquello que vivimos , porque todo responde a nuestra propia sintonía en la búsqueda del reencuentro, la experimentación y la expresión de nuestra divinidad inmanente

Este comienzo de ciclo que estamos transitando tiene dos denominadores capitales.

INTEGRIDAD Y SENTIDO.

Cada uno de nosotros será invitado para despojarse de los dobles discursos, las inconsistencias, las incoherencias, las faltas de integridad n cualquier modo, y a transitar olvidándose de las razones y buscando los sentidos de los actos tanto propios como ajenos.

Así, el “PRESENTE” (del latín “praesens formada de prefijo prae- (delante, antes) y el verbo esse (estar). Es decir: Estar delante, ser manifiesto, en suma:  ser protagonista declarado.

Ya no es más aquel tiempo utópico que decíase existía entre el pasado y el futuro y al que nadie le prestaba atención porque estaba demasiado enfocado en lo uno o lo otro sino una dimensión, un espacio y sobre todo una posibilidad de ser protagonistas.

De aceptar la vida como un acto sintónico y sincrónico diseñado por nosotros mismos para practicar el ejercicio de nuestro “MAZAL”

De no dejarnos llevar por nuestras viejas creencias, ni nuestras viejas miradas porque, justamente, son del pasado, y en el presente no necesariamente aplican, y mucho menos sin una revisión y revaloración, para poder desarrollarnos y rediseñarnos en la contingencia y convertirnos en ese “bonsáis”, ese microcosmos maravilloso que manifiesta toda la perfección de la creación divina, desde la vitalidad de la naturaleza hasta la trascendencia de la espiritualidad.

QUE CREZCAMOS SANOS,

BELLOS Y FUERTES.

PERO SOBRE TODO…

PROTAGONISTAS

NAMO VHA

Autora: Sri Ganga Mata
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