Book tag - El book tag victoriano

Publicado el 10 octubre 2020 por Alaluzdelasvelas

BOOK TAG

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EL BOOK TAG VICTORIANO

 ¡Hola, hola, hola!

 ¿Cómo ha empezado el sábado? ¿Bien, genial, maravilloso? ¡Estaba deseando volver a pasarme por aquí! Y es que después de una semana de ausencia, vengo con muchas pero que muchas ganas de ponerme al día. Pero, contadme, ¿cómo ha empezado vuestro octubre? ¿Os habéis metido de lleno en el spooky mood?

 Hoy os traigo un book tag. La idea no fue mía, fue de Mari, administradora de Wandering book-reader. El caso es que me comentó que ella quería hacerlo y, como sabía que yo estaba sin entradas, pensó que podríamos traeros nuestras respuestas el mismo día. ¡Mil gracias por acordarte de mí, Mari! Os dejo aquí su entrada, para que podáis echarle un ojo. El book tag lo creó Adrián, de Victorian Spirit, canal que os recomiendo mucho, mucho, mucho. Tiene recomendaciones muy chachis, sí, sí. Os dejo aquí su vídeo sobre este book tag.

 No me enrollo más, que la entrada pinta a que va a ser larga. ¡Dentro preguntas y respuestas!

La reina Victoria

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Un libro con más de 1000 páginas

 ¿Qué tal si hablamos de prosas pausadas? ¿Qué tal si escuchamos el rumor del río, dejamos que nuestra nariz se impregne de ese olor casi viciado, el que hace que nos preguntemos qué habrá en las orillas esta vez?

 Nuestroamigo común es, al menos hasta la fecha, la mejor novela de Dickens que he leído. Una novela en la que los primeros encuentros marcan la diferencia. Una, joder, en la que cada personaje tiene su propia magia. Y es que para mí Eugene ha sido un antes y un después en la literatura. El chico que no quiere nada de la vida, más allá de esa risa congelada de sarcasmo. El chico que un día, sencillamente, la ve. Y no hay vuelta atrás.

 El libro es sencillamente precioso. Cada página es una delicia. Un sinfín de perspectivas, perfectamente dibujadas, en las que Charles Dickens demostró que sí: que a él no se le perdía un solo personaje.

 Dejad que esta historia os robe el corazón. Vale la pena.

El ferrocarril

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Un libro que te conectó con alguien

 Quiero hablaros de Harry Potter esta vez. Realmente, el libro “no me conectó” con Omaira, porque la conocía de bastantes años antes; pero creo que es de las lecturas conjuntas más bonitas que he hecho en mi vida. Volver a conocer los secretos entre los pasillos de Hogwarts, volver a enamorarme de Fred, George y Sirius... pese al dolor que eso implica.

 Creo que sobran las palabras para hablar sobre la saga del niño que sobrevivió, porque es preciosa, tanto que, bueno, ¿a quién no le apetece volver a sumergirse en ella? ¡Pero hablábamos sobre leer con personas! Leer esta saga con Omaira fue muy divertido. Vivimos al límite los partidos de Quidditch - ah, sí, sí, los comentarios de Lee Jordan nos daban la vida –, nos ofendimos hasta lo imposible con los Dursley, odiamos a la sucia y cochina Umbridge, aguantamos la edad del pavo de Harry Potter – en serio, en el quinto libro el colega tiene un guantazo – y dejamos que cada momento sirviera para volver a morirnos de ganas por ver las películas. Por lecturas conjuntas así, vale la pena leer.

El imperio británico

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Un libro exótico

 Hum. ¿Sabéis ese momento en un examen? Me refiero al de quedaros en blanco y pensar: “mierda, sé dónde está la respuesta, pero no qué tengo que escribir”. Pues así me hallo ahora mismo. Sigo pensando. Hum. A la mierda, voy a hacer trampas. Unas muy intensas, además.

 No os puedo decir por qué, pero en la segunda parte de Horizonte Martina, de Elísabet Benavent, nuestra Martina tiene que ir a cierto sitio muy exótico. Y precioso. Ah, no, no me vais a sacar ni una palabra. Lo que sí os voy a pedirDiana y Diana, vosotras tenéispermiso para ignorarme – es que le deis una oportunidad a esta biología. ¿Y por qué? Porque duele. Duele como mil demonios leer cómo, poco a poco, Martina se da cuenta de lo que implica realmente enfrentarse a cambios. Algunos de ellos permanentes. Vale la pena por la carcajada, por las lágrimas y esa sonrisa idiota que se le queda a una con ciertas escenas. Vale la pena por Pablo, por Maia y por Javier. Pero sobre todo vale la pena porque en esta novela, Benavent nos dice que a veces las cosas no tienen solución. Si alguien decide hundirse, sólo nos queda decirnos que hemos hecho lo que hemos podido.

La guerra de Crimea

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Un libro con un conflicto bélico

 Para esta categoría había pensado en otras novelas, pero al final he decidido quedarme con Claus y Lucas. Tal vez no sea la novela en la que el conflicto bélico sea el elemento de mayor importancia, pero sí es el telón de fondo ideal para este libro lleno de pesadillas. Y es que aquí nos vamos a encontrar a dos hermanos que, desangelados y casi abandonados a su suerte en casa de su abuela, sabrán lo que es tener que sobrevivir, día a día, dejando de ser niños.

 No quiero hablaros demasiado de esta novela, porque lo mejor que podéis hacer es leerla totalmente a ciegas; pero me veo en la obligación de avisar de un par de cosas: si sois personas aprensivas, no la leáis. Aquí pasa de todo. Y todo es, literalmente, todo.

 Escrito a bofetones. Cada palabra, cada párrafo, es una confesión terrible que se dibuja y desdibuja. Porque hay mucha sangre, dolor y odio, en este libro. La luz apenas parpadea. Se va alejando. Y Claus y Lucas deben contarlo todo. Todo.

Jack el Destripador

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Un libro con un final abierto

 Aquí os voy a hablar, maldita la gracia, de un libro que no me gustó una maldita mierda. Pese a todo, no es lo peor que he leído este año. ¿Y de qué libro os hablo? Pues de uno de los que leí en verano. Arrancad las semillas, fusilad e los niños; de Kenzaburo Oé es una de esas novelas que hace que me pregunte seriamente qué diablos pretendía contarnos el autor.

 Elegida como lectura conjunta, Diana, de Silent Storm; y yo no pudimos tener una experiencia más surrealista con este libro. Porque al principio pensamos, maravillosa ingenuidad, que sería uno de esos libros que hacen que se nos rompa el corazón. ¿Y qué pasó? Pues que se convirtió en poco menos que una crónica de erecciones y miradas lascivas. No, no os estoy mintiendo. En esta novela, el autor nos habla de niños pequeños como pervertidos que sólo piensan en desfogarse. Y es lamentable, porque sólo eran niños.

 Si queréis mi opinión, no vale la pena darle una oportunidad. No, porque la novela no va a ningún sitio desde el principio. Cada acontecimiento es una excusa para hablar sobre abusos sexuales en todo su terrible espectro.

El príncipe Alberto

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Un libro con un amor trágico

 ¿Esto no se va a considerar spoiler? Porque creo que sí. Hum. Bueno, no seré yo quién deje una pregunta sin contestar. Llevo un rato pensando de qué libro os puedo hablar y he decidido que voy a hablar de unos de mis libros favoritos del año pasado. Ethan Frome, de Edith Wharton.

 Es invierno. Está todo lleno de nieve. El aliento se convierte en volutas de vaho que despacio, muy despacio, se condensan en el comedor de Ethan Frome. Allí está su mujer, esa que no es feliz, esa que vive para amargar a la gente. Una hipocondríaca que sólo piensa en su su propio beneficio. Pero parece que alguien llega. Una chica preciosa, llena de vida. Una chica que hace que algo haga clic dentro de Ethan. Lástima que, a veces, las posibilidades se vean sometidas por la jodida ironía de una vida destinada a ser un infierno, ¿verdad?

Charles Darwin

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Una saga que mejora con cada entrega

 No, no voy a caer en repetir con Harry Potter – aunque encajara perfectamente en esta categoría –; así que me voy a decantar por la bilogía Seis de cuervos. ¿Y por qué? Bueno, vamos a hablar de la perspectiva. Después de haber terminado de leer Sombra y hueso, os puedo prometer, ¡y os prometo!, que Seis de cuervos fue algo así como un golpe maestro dentro de un universo en el que todo es jodidamente maravilloso. De lo terrible que es, sí. Leigh Bardugo mejora como autora en cada libro, y eso se nota. Así que os voy a pedir que deis una oportunidad al menos a la bilogía Seis de cuervos.

 Sin entrar en detalles, Ketterdam está esperando la próxima estafa. Esa ciudad cuajada de trucos de magia, de ilusiones y sangre. Porque hay mucha sangre, en los callejos de la ciudad de los canales. Tantos como bandas. Y es en una de esas bandas dónde se está gestando la venganza de las venganzas. Después de todo, no es vano nos dice Kaz “ladrillo a ladrillo”, ¿verdad?

East End

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Un libro que explora los bajos fondos

 Sólo hay una respuesta posible a esta pregunta. Temporada de huracanes, de Fernanda Melchor es, de lejos, el libro más atroz que he leído este año. Sucio. Directo. Impúdico. Hay tanta miseria entre las páginas de esta novela, y está escrito de una manera tan visceral, que a una le falta el aliento en cada página.

 Asco. Asco del que hace que te suba la bilis a la garganta. Un asco que hace que quieras entrar en el libro para impartir un poco de justicia. Os he dicho muchas veces que hay algo mágico en esas historias crudas, las que hacen que te replantees todo lo que sabes hasta el momento. Y Fernanda consigue que nos preguntemos, no sin cierto miedo, por qué a veces el mundo es tan puto. No hay sonrisas, no aquí. No hay paz, no en esta novela. Hay dolor. Mucho. Muchísimo.

Opio en láudano

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Un libro que engancha

 Estaba pensando en alguna novela que haya devorado. Una en la que el número de páginas no importe, dónde sólo prime el “un capítulo más y me voy a dormir”. Y el caso es que me he encontrado a mí misma pensando en El río del francés, de Daphne du Maurier. Otra lectura conjunta con Diana, de Silent Storm. Y una de las buenas, además.

Podría decirse que es una de estas novelas en las que prima la acción, y es que Donna decide, una noche cualquiera, que no puede más. Ni un minuto más sometida a esa monotonía que apesta a rancio, ese clasismo que le hace arrugar la nariz y preguntarse dónde está la libertad. Libertad. Eso es lo que ella anhela con cada fibra de su ser. Y va a conseguirlo. O no.

William Turner

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Un libro muy atmosférico

 Hum. Pues ahora sí que me habéis pillado de susto. ¿Atmosférico? Hum. Vale, lo tengo. Vamos a por una atmósfera opresiva, que haga que sintamos el aliento congelado de lo desconocido en nuestra nuca. Esa sensación de pánico que hace que cada latido retumbe en nuestros oídos. Esa sensación, joder, que hace que no podamos dormir ni cinco minutos. La maldición de Hill House, de Shirley Jackson, es el escenario ideal. Una casa embrujada de secretos, donde cuatro personajes van a encontrarse con el lado más oscuro de sus propios miedos. Si van a poder contarlo o no, os dejo que lo descubráis vosotras y vosotros.

¡Y esto ha sido todo por hoy!

Esta vez no voy a nominar a nadie, pero sí que os invito a que me contestéis a alguna de las preguntas en los comentarios. La que queráis, sí, sí, y si traéis recomendaciones súper chachis mejor que mejor.

¿Qué, os animáis?

¡Un besazo muy pero que MUY grande y que paséis un maravilloso fin de semana!