Mi edición de Lolita —así como la suya si es que tienen el libro en nuestra lengua— tiene como portada a Sue Lyon encarnando a uno de los personajes más conocidos de la literatura universal. Lolita, la niña-mujer provocadora e irreverente; Lolita, la ninfa escondida en lentes de corazón y el labial de su madre. La influencia del filme de Kubrick sobre el imaginario visual en torno a la novela es innegable, proyectos como Covering Lolita no hacen más que constatarlo. Sin embargo, ¿es esa la imagen que Nabokov quería proyectar de su personaje más representativo?
«Quiero colores puros, nubes que se derritan, dibujos detallados, un rayo de luz reflejado sobre los surcos de una carretera tras la lluvia. Y sin chicas. Solo hay un tema con el que estoy totalmente en desacuerdo: cualquier representación de una niña pequeña.»Esa fue la descripción que Nabokov le dio a su editor respecto a la portada que quería para su obra. Hoy, seis décadas y casi 200 portadas después, podemos afirmar que los intenciones del ruso no pudieron terminar más lejanas de la realidad.
John Betram, un arquitecto californiano que ha dedicado gran parte de su blog a documentar el universo Nabokov, no podía sacar de su cabeza el manejo tan contradictorio de símbolos que se había dado con las portadas de Lolita. Es por ello que, junto con el catedrático de literatura rusa Yuri Leving, inició The Lolita Book Project, cuyo propósito era diseñar portadas más conceptuales y cercanas a lo que Nabokov quiso para su obra. Al proyecto se unieron más de 80 diseñadores gráficos, y la respuesta fue tan positiva que meses después se publicó en papel Lolita: The Story of a Cover Girl: Vladimir Nabokov's Novel in Art and Design.
Leer Lolita fue una delicia, es de los mejores libros que he leído en mi vida. Una de las grandes sorpresas que me llevé al leerlo fue que Dolores Haze tenía doce años y tenía el aspecto de tenerlos, la Lolita de Nabokov no era ninguna quinceañera hipersexualizada. Entiendo que si le cambiaron la edad para la adaptación cinematográfica fue para "normalizar" la relación entre los personajes principales, porque ver un objeto sexual en una adolescente de dieciséis es mucho más "aceptable" que verlo en una niña de doce; pero el asentamiento de esta imagen en la cultura popular derrumbó el sentido, el universo psicológico y el poder de la novela.
La propuesta de Betram y Leving me pareció muy interesante, las portadas pueden ir mucho más allá de lo que comúnmente van y este libro es un claro ejemplo de ello. No quería dejar de compartir este proyecto con ustedes, así como unas cuantas portadas que conforman el libro. No tengo el libro, pero lo recomendaría en especial a estudiantes de diseño gráfico o personas que quieran introducirse al mundillo editorial, creo que en este libro encontrarían una inversión excelente. ¿No desearían que todas las portadas se realicen con este esmero y cuidado? ¿Cuál de todas es su favorita? ¡Nos leemos!
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