¡A ver qué os parece!
¿Que si recuerdo algún momento en el que Horus no haya formado parte de nuestras vidas? No. No es que pensemos en ello cada día, procuramos no hacerlo. Hay que seguir adelante de algún modo. Pero es complicado deshacerte del recuerdo del cometa cuando sabes que trae consigo lo inevitable. No sabemos vivir de otro modo.
Al principio del ciclo, al comienzo de esos siete años, estamos más tranquilos. Sabemos que la amenaza tardará en volver y… Uff… Eso nos da el respiro que tanto necesitamos. Es duro, muy duro, levantarte cada mañana rezando para seguir pasando desapercibidos. Yo ya no sé a quién tengo que rezar, tampoco si alguien me escucharía, pero supongo que rezar te ayuda. Un poco. A lo que iba. Cuando empieza el ciclo de siete años, sabemos que al menos nos quedan otros siete más. Siempre y cuando no caigamos en el error de pensar que ya no hay más peligros. Por supuesto que los hay. Solo alguien que haya escuchado el corazón de la selva sabe a lo que me refiero.
Dicen que la Humanidad antes no vivía así. Tenemos algunos archivos que nos cuentan que la vida era mucho más fácil, con tecnologías avanzadas. No sé qué son tecnologías, pero imagino que se trata de cosas que hemos perdido y que jamás volveremos a recuperar. Estos documentos también nos dicen que los seres humanos participaban en grandes guerras que terminaban en catástrofes. ¡Cielos! ¡Cómo me gustaría volver al pasado y decirle a toda esa gente que no deberían perder el tiempo en esas estupideces! Quedamos tan poquitos… Ni siquiera puedo imaginar cómo es reunir a tantas personas juntas, ni qué motivos les llevaría a creer que el ser humano es el verdadero enemigo.
Se nota cuando van pasando los meses. Cuando estamos en la mitad del ciclo de siete años, intentamos no darle muchas vueltas. Sigue la normalidad, siguen las expediciones. Bueno, seguimos. Yo formo parte de uno de los grupos especiales de la ciudad, el Delta. Nos encargamos de todas aquellas tareas necesarias para la supervivencia y la defensa de Sylverium. Más de la primera que de la segunda. Por suerte, raras veces tenemos que defendernos. Mejor así. Ya bastante tenemos con la llegada de… Prefiero no hablar de eso. Aunque ignorarlo no lo hace menos real.
¿Qué puedo decir? ¿Es tanto pedir querer vivir en paz?
Me gusta pensar que algún día Horus no volverá. Que llegará el séptimo año y el cielo no recogerá su estela brillante. No creo que sea una ilusa por tener esperanza. Sin esperanza, ¿qué haríamos? Conservarla es lo que nos empuja a seguir creyendo que nuestros esfuerzos merecen la pena.
Eso es.
Esperanza.
Calypso (El presagio de Horus)
Beatriz G. López
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