Hoy os hablo de
Boomerang. Viaje al corazón de Australia (Altair Viajes, 2000), el último libro que he leído del periodista Xavier Moret (Barcelona, 1952) apasionado de los viajes que tiene otras obras como América, América (1998), Europa Express (2001), La Isla. Un recorrido por Islandia (2002), con el que ganó el premio Grandes Viajeros, o A la sombra de baobab (2006). Pero hoy no me quiero detener en meras cuestiones turísticas sino más bien históricas. Australia es un país muy joven. Fue descubierta en 1770 por una expedición del Endeavour bajo el comando del teniente de la Marina Real Británica, James Cook (1728–1789), que le dio el nombre de Nueva Gales del Sur. Las plantaciones de Virginia (USA) era el lugar al que el Reino Unido enviaba a los convictos, pero tras la Declaración de Independencia de Estados Unidos en 1776, se buscaban otras alternativas. Tras contemplar varias alternativas se decidió enviar a los convictos a la capital del país, Sydney, que recibe su nombre en honor del funcionario que decretó la orden de enviar los convictos a ese lugar: Sydney Chislehurst. El 26 de enero de 1788, la primera flota de 11 barcos que transportaba 1.500 personas, la mitad presidiarios, llegó al puerto de Sídney.Byron Bay es la parte más oriental de Australia, y lleva ese nombre en honor de John Byron (1723–1786), abuelo del poeta Lord Byron (1788–1824), que era un gran explorador y había dado la vuelta al mundo.Sin embargo, lo que más me ha gustado es lo que dijo James Cook al descubrir la Tierra Australis y allí encontró a los aborígenes:«Quizá a algunos les parezca la gente más desdichada de la tierra, pero en realidad son mucho más felices que los europeos, ya que no tienen noción ni de las comodidades materiales superfluas ni de las necesarias, tan anheladas en Europa. Viven en una calma que no perturba desigualdad de condición alguna. El mar y la tierra les dan todo lo que necesitan. No codician grandes casas, ni cosas para la casa, viven en un clima agradable y disfrutan de un aire sano, de manera que necesitan poca ropa».Nihil novum sub sole: Nada nuevo bajo el sol. El mundo, en las cuestiones importantes, de fondo, poco ha cambiado. El materialismo del que tanto se habla hoy día está incrustrado en la naturaleza humana desde siempre. Y es que desde tiempos inmemoriables nos falta lo que ayer en el post citaba en la entrevista Ángel Gabilondo: Sencillez. Decía: «Hay que saber mucho para ser sencillo». El ser humano siempre busca más y más y más… pero por fuera en lugar de mirar hacia dentro que es donde están todos los secretos. Las insatisfacciones a menudo surgen cuando nos comparamos con otros. En el post John Paul DeJoria: de indigente a multimillonario, recogíamos las palabras de este empresario incluido en la lista Forbes de los más ricos, cuando se refería a su infancia: «Éramos pobres pero como no nos comparábamos con nadie no lo notábamos y nos sentíamos felices».Un libro muy recomendable para conocer un poco más a los Aussie (así se conocen a los australianos). Sydney, Melbourne, Canberra, Adelaida, las Blue Mountains o el Outback, junto a la naturaleza de tierra y mar, son algunas de las recomendaciones de Xavier Moret. Más info en: http://www.australia.com/* Ayer cité en Twitter un artículo de Tamara Vázquez (@tamara_vazquez), periodista de Expansión, que merece la pena leer y que recojo aquí: La hogera de las vanidades (en Recursos Humanos). En el mundo de la empresa sigue habiendo demasiada gomina.