¡Mira que están buenos estos boquerones! ¡Y son facilísimos de hacer! Aquí por el Sur todo el mundo sabe de qué van y se cocinan por toda su geografía, siendo muy demandados en restaurantes de pescado y "célebres" chiringuitos de la costa (después de la polémica de los espetos de sardinas aún más, jajaja).
No se le tiene mucha estima al pescado menudo y se le cataloga como de peor condición frente a otras especies grandes como el rodaballo, la merluza, el besugo, el atún... No estoy de acuerdo, y sin quitarles su mérito a éstos, que sin duda lo tienen y mucho, alabo las virtudes que también tienen los boquerones rompiendo una lanza por este "humilde pescado" y me constituyo en "abogado de pobres" (que diría mi madre), de ¡pobres pescaditos!... y de humildes... ¡nada de nada! ¡ya empiezo! y es que cuando me entra la vena de abogado defensor no hay quien me aguante, nunca he podido con las injusticias.
A un lado esta parrafada y vamos a la receta.
Ingredientes:
- Boquerones de mediano tamaño limpios de vísceras y raspas 300 g.- Zumo de ½ limón.- Ajos 1 diente.- Perejil fresco.- Sal.- Harina de freír "Las Panaeras sevillanas" o cualquier otra de similares características.- Huevo batido.- Aceite de oliva.
Elaboración:
Ya arreglado el pescado lo lavamos bien hasta que no sangre y el agua salga limpia (la primera agua de lavarlos es la que más blanquea el pescado, es mejor dejarlos un ratito en esta agua antes de seguir cambiándola).
Sacamos del agua y los extendemos en un recipiente abiertos, los aliñamos con el ajo y el perejil picaditos, salamos y rociamos con el zumo de limón. Dejamos un par de horas macerando.
En una sartén honda ponemos a calentar el aceite (un vaso grande). Batimos el huevo. Pasamos de uno en uno los boquerones primero por la harina y a continuación por el huevo. Cuando el aceite esté caliente los vamos dejando caer despacio, sin amontonarlos, y procurando no echar más de los necesarios cada vez para que se mantenga la temperatura del aceite. Los volvemos para que se hagan por los dos lados.
Retiramos cuando se hayan dorado ligeramente a una servilleta de papel. Pasamos a una bandeja de servir y los tomamos enseguida.