Aunque era refractario a toda la tecnología moderna, hoy Borges habría triunfado más aún en el mundo perverso de Twitter con una maldad de 140 caracteres en los que cupiera el elogio desmedido a escritores menores solo para molestar a los consagrados que podían hacerle sombra; el desprecio al propio idioma castellano, cuyo genio dominaba con una perfección absoluta, hasta el punto de preferir el Quijote leído en inglés; el sarcasmo de zaherir a García Lorca tachándole de poeta andaluz, el de los guardias civiles y gitanos. Y así sucesivamente hasta no dejar títere con cabeza.
Ya sabíamos todo de su vida cuando, de pronto, Borges se convirtió en el paradigma de escritor al que admiras y odias al mismo tiempo. Ha habido otros literatos contradictorios de este estilo, pero Borges fue entre nosotros el primero en partir el alma de sus lectores exquisitos, el que parecía gozar con más ahínco escandalizando con una paradoja reaccionaria a sus devotos progresistas.
Lo sabíamos todo de su infancia en Buenos Aires, de su primer viaje adolescente en 1914 con su familia a Ginebra, de su visita al prostíbulo para iniciarse impulsado por su padre, de su llegada a la España de entreguerras, de su estancia en Mallorca durante un año y de su primer encuentro en Madrid en 1919 con escritores más o menos conocidos que andaban jugueteando con las vanguardias hasta que trabó amistad con Cansinos-Assens, un escritor secundario, nocturno, talmúdico, poseído por la Cábala, al que desde el primer momento consideró su maestro. “Una de sus perversidades”, dice Borges, “consistía en escribir artículos, y hasta libros, en los que prodigaba elogios a autores menores. En aquellos tiempos, Ortega y Gasset estaba en la cumbre de la fama, pero Cansinos no le tenía en cuenta y hablaba mal de él; decía que era un mal filósofo y un pésimo escritor. Yo le debo muchas cosas, entre ellas supo transmitirme su amor por la literatura”.
La familia Borges regresó a Buenos Aires en 1921, con el joven literato imbuido de ultraísmo, una vanguardia que al final quedó en nada. Con el tiempo, Borges fue madurando hasta convertirse en un escritor guardián de todos los laberintos, en el poeta de versos de una exactitud matemática mientras veía que ante sus ojos todo el universo adquiría el color ámbar de la ceguera. Después fue ese señorón de traje cruzado al que repelía la grasa popular del peronismo, amigo de Bioy Casares, apacentado por Victoria Ocampo, sentado en el restaurante La Biela o en un salón del hotel Alvear, donde acudían los encorbatados estancieros.
En sus últimos años, cuando ya había escrito relatos admirables y casi secretos se convirtió en el Borges oral, que llegó a España de los años sesenta dispuesto a romper todos jarrones posibles. “Una dictadura no me parece censurable. A simple vista, parece que cortar la libertad está mal, pero la libertad se presta para tantos abusos. Hay libertades que constituyen una forma de impertinencia. Siempre pensé que la democracia era un caos provisto de urnas electorales, ese curioso abuso de la estadística”.
Eran opiniones hirientes pronunciadas en un tiempo en que sus lectores progresistas luchaban en este país por la libertad, contrastadas a su vez con juicios fastuosos, frases siempre paradójicas y cargadas de sinrazón, pero este juego dejó de tener gracia cuando sus lectores exquisitos supieron que apoyaba con su silencio el golpe de los militares argentinos y ponderaba el régimen de Pinochet. ¿Qué hacemos con este hombre, lo admiramos o lo odiamos?, se preguntaban sus rendidos lectores. ¿Es un genio o un impostor?
“No otorgarme el premio Nobel se ha convertido en una costumbre escandinava; desde que nací [el 24 de agosto de 1899] no me lo vienen dando”. Eso mismo piensan los que le aman. No otorgarle el Nobel significaba concedérselo por omisión todos los años. Pero más allá del bien y del mal donde la alta literatura se amasa con cinismo, siempre reinará Borges. Eso mismo creen los que se ven condenados a odiarle.
Borges o el color del ámbar. Texto: Manuel Vicent. Genios e impostores. El Pais.com. 22.06.2015.
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