En la isla indonesia de Java se encuentran muchas maravillas, incluyendo el monumento más visitado del país: el templo budista de Borobudur, una enorme pirámide de piedra que tiene el honor de ser el monumento budista más grande del mundo.
El templo representa a gran escala un mandala budista, es decir, una representación del macrocosmos y el microcosmos: está formada por una base cuadrada sobre la cual se elevan seis plataformas también cuadradas y otras tres redondas. En lo más alto de la construcción se alza una pequeña estupa en la misma estupa y, en las plataformas inferiores, otras 72 pequeñas estupas rodeándola, cada una de las cuales alberga en su interior una estatua de Buda. La pirámide está decorada por centenares de caños con forma de gárgolas, los cuales sirven como desagüe de las aguas pluviales.
No se sabe a ciencia cierta qué representaba este monumento, para qué fue erigido y ni siquiera quien lo construyó. Se estima su origen alrededor del año 800 dC, pero fue abandonado durante muchos siglos hasta que fue redescubierto a principios del siglo XIX, de manera que su historia se había perdido en el tiempo. Probablemente, a juzgar por la forma de mandala, Borobudur es una metáfora del camino hacia la iluminación.
Cada plataforma representa un estadio del conocimiento, divididas en tres etapas: el “mundo de los deseos” (la base), el “mundo de las formas” (las plataformas cuadradas) y el “mundo sin formas” (las circulares), hasta llegar a la cima, a la iluminación. A lo largo del camino, los relieves de las paredes transmiten las enseñanzas a través de palabras e imágenes.