Cristina Fallarás, en el artículo titulado “No en mi nombre, Borrell”, escribe: “Quizás se le escapa, Borrell, que las bombas no sirven para hacerse tirabuzones sino para matar, ¡oh! Quizás se le escapa que se venden a uno de los países más violentos del planeta, que en este momento, y desde hace cuatro años, comete la mayor masacre continuada del mundo. Un dato: según UNICEF, un niño asesinado cada diez minutos. Usted, Borrell, ha afirmado que las bombas se entregan ‘para honrar los compromisos adquiridos’ (ah, qué uso basura de la palabra honrar) con el país criminal. Y ahí está el problema, Borrell; el problema es con quien nos comprometemos. Nos compromete. Porque usted esa entrega no la hace ni en su nombre ni en el de Pedro Sánchez, sino en nombre de todos los ciudadanos y ciudadanas españolas. Sepa usted que, en lo que a mí respecta, no consiento que venda muerte, mutilación y dolor en mi nombre; muerte, mutilación y dolor a cambio de ‘relaciones comerciales’. Me dirijo a usted, y con usted a todo el Gobierno del PSOE: me avergüenzo de todos y todas ustedes, me avergüenzo de que no exista ninguna voz discordante. Me escandaliza que se atrevan, después de esto, a hablar de derechos humanos en cuestiones de Justicia, Sanidad y Educación”.
Y Plataforma Benvinguts Refugiats Menorca hace en su web las siguientes precisiones sobre el ministro de Asuntos declaraciones: “Señor Borrell, nos preguntamos si puede dormir tranquilo tras el cinismo derrochado en semejantes declaraciones donde justifica la fabricación y venta de bombas, aludiendo a que ‘no producen daños colaterales’. ¿Acaso pretende que pensemos que estas bombas matan sólo a gente malísima que se lo merece? ¿Quién decide quién es el malo? ¿Quién merece morir bombardeado? ¡Cientos de miles de personas inocentes mueren bajo estas bombas! Señor Borrell, ¿no tiene otra forma de conseguir puestos de trabajo? ¡Es tan descarado el negocio de la guerra que no puede justificarse con ningún argumento!