Hoy nos detenemos en analizar y mostrar el paisaje de la reserva natural de Muniellos en Asturias gracias a la documentación y experiencia de nuestro colaborador José Almanzor Marin González. Se trata en de un entrañable lugar donde todavía perduran parte de sus bosques naturales originales, los cuales se han convertido en un refugio único de especies amenazadas de fauna, donde todavía es posible observarlas y convivir con ellas en plena armonía.
Enclavado en el sur de Asturias junto a los concejos de Cangas de Nancea e Ibias, esta reserva se encuentra integrada por tres montes principales: Valdebois, Muniellos y la Viliella, todos ellos repletos de bosques compuestos en su mayoría por robledales (roble albar) acompañados en menor medida por hayas y castaños. En los valles: fresnos, avellanos, sauces y alisos aparecen escoltando el curso fluvial del río Muniellos y los numerosos arroyos que atraviesan estas tierras. El paisaje está compuestos por montes bajos muy erosionados por la lluvia así como por los numerosos arroyos que se forman en sus faldas; en las laderas y el fondo de los valles se desarrollan masas boscosas muy frondosas de diferente composición; en la parte alta los pastos y pequeñas lagunas de origen glaciar son lo más común. Se encuentra bajo la protección de Reserva de la Biosfera y está incluido en el Parque Natural de las Fuentes de Narcea, Degaña e Ibias. Se trata de paraísos olvidados en los que la ganadería, la caza y la minería han sido los medios principales de subsistencia a lo largo del tiempo. También la industria maderera se aprovechó de estos montes durante años, aunque su lucha personal por aguantar el avance de la tala gracias a su fuerza de resistencia y una continuada repoblación natural ha hecho de esta pequeña selva amazónica un lugar maravilloso y único en Europa.
El agente principal de este paisaje lo conforman sus bosques de especies frondosas asentados en valles y montes de bajo relieve combinados con zonas de pastizales típicos de la región asturiana. Destacamos en su paisaje la simbiosis que existe entre estas zonas de pastos salvajes bañadas por numerosos arroyos que fluyen hacia fondo de los valles acompañados por masas boscosas de difícil acceso y cuyas panorámicas desde las alturas resultan espectaculares. Su protección, estado de conservación y situación estratégica lo han convertido en uno de los últimos refugios naturales de dos especies emblemáticas ibéricas, el Urogallo y el Oso pardo.
Altamente protegido, su entrada se reduce a 20 visitas diarias, previa reserva en la consejería de medio ambiente de Asturias. Existen dos rutas oficiales para recorrer este enclave, una corta que va junto al bosque de ribera del río Muniellos (16 km) y otra más larga circular que recorre el bosque de ribera y llega hasta las lagunas de Muniellos (20 km). No obstante, el disfrute de estas tierras se basa en la amabilidad de sus gentes, su cocina tradicional y su naturaleza por encima de todo; naturaleza y naturalidad la que rebosa este pequeño espacio desconocido para la mayoría de personas de a pie y que esconde en su interior uno de los mayores tesoros que podemos apreciar en España.
Texto: José Ángel Macho Barragués. Ingeniero Agrónomo.
Joseangel.macho@hotmail.com
Fotos: Jose Almanzor Marín Gonzalez
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