Bosques autóctonos del Valle del Jerte

Por Valle Del Jerte @vallejerte_tur

roble melojo o rebollo (Quercus pyrenaica)

El Valle del Jerte es en esencia una comarca con vocación forestal.
La vegetación potencial de todo el territorio, salvo las partes más elevadas, es el bosque. Por derecho propio destaca el robledal, el más puro y genuino estandarte natural del valle.
La especie presente de modo mayoritario es el roble melojo o rebollo (Quercus pyrenaica), un árbol perfectamente adaptado a las condiciones del clima y suelo jerteños.
Hoy día, dependiendo de los lugares, el robledal jerteño se extiende hasta unos 1.300 metros de altitud. En cualquier caso, el Valle del Jerte acoge algunas de las mejores representaciones de melojar existentes.
Visitarlas no supone un problema, pues están en todas las laderas del valle. Así, toda la umbría desde Piornal hasta el puerto de Tornavacas está ocupada por una franja continua de robles, fáciles de alcanzar en las rutas por las gargantas de San Martín, del Infierno o Bohonal.
En la vertiente de solana, la menor humedad y mayor insolación han reducido algo su superficie, pero sigue siendo abundante desde el puerto de Honduras al de Tornavacas, con buenas representaciones en las gargantas de Los Buitres y Becedas.
 

Bosques del Valle del Jerte

Otra excelente muestra de robledal se localiza en la Sierra de San Bernabé, entre Casas del Castañar y Barrado, con rutas específicas desde cada uno de los pueblos.
En la carretera de El Torno a Cabezabellosa se pueden contemplar pies de dimensiones excepcionales.
Aunque el robledal es esencialmente un bosque monoespecífico, formado sólo por roble melojo, son numerosos los lugares donde aparecen pies dispersos o rodales de castaño (Castanea sativa). En el pasado, el castaño ocupó un gran superficie del Valle del Jerte. Durante siglos, el castaño se erigió en el principal medio de vida de los habitantes del valle, hasta que la llegada de una enfermedad, la tinta, que arrasó la práctica totalidad de los castañares.
Hoy día, los castañares jerteños tienen casi todos un origen humano, con dos tipos principales según su uso. Por un lado los castañares para producción de madera, destacando el Reboldo de Jerte en el inicio de la ruta a Los Pilones, un bosque tupido formado por finos tallos de rebrote que crecen tras los regulares turnos de corta.

Camino entre robles en el Valle del Jerte

Por otro lado están los castañares para cosechar castaña, con árboles mayores, algunos enormes, en huertos trabajados cuidadosamente alrededor de todos los pueblos.
Existen ejemplares de castaños centenarios que aún sobreviven en lugares apartados, como los de Escondelobos, con su propia ruta que parte desde Casas del Castañar.
La fauna del robledal es muy variada. Desde los grandes mamíferos como el jabalí y, localmente, el ciervo (entre Piornal y Tornavacas), hasta los pequeños roedores.
El corzo, una especie desaparecida a mediados del siglo XX, ha comenzado a recolonizar lentamente el valle. Son frecuentes los pequeños carnívoros como zorro, gineta, garduña, tejón, turón y gato montés.
Los aficionados al birding encuentran en estos bosques un lugar en el que facilmente puede observarse águila calzada, águila culebrera, abejero y ratonero y multitud de medianas y pequeñas aves como arrendajo, ruiseñor, oropéndola, pinzón vulgar y un largo etcétera.
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