Bradley de él, de Connor Willumsen

Publicado el 24 febrero 2021 por Daniel Daniel Pérez Castrillón @Mangrii
Bradley de élConnor Willumsen (Trad. de Jorge de Cascante)Alphay DecayRústica | 80 páginas | 16,50€

Tengo que confesar una cosa (que ya sabéis): tengo debilidad por las cosas raras. Y no, no lo digo despectivamente. Me gusta lo experimental. Puede salir bien o puede salir mal. A veces lo disfruto, a veces lo odio. Es una relación turbia y extraña. Pero si, me gustan las cosas raras. Lo que se sale de la norma, lo que destaca donde el resto es similar. Y aquí, Bradley de él se lleva un soberano diez. La obra de Connor Willumsen es surrealista y extraña a más no poder. Y no lo digo solo yo, basta echar un vistazo a los blurbs. O, para que sirva de ejemplo, la sinopsis oficial:

El corredor creía que la vida era un proceso lineal y mecánico de movimiento perpetuo, y el imitador la veía como una lucha de poder, un ascenso hacia la autorrealización. Víctimas ambos de su conocimiento vago del éxito, se embarcan en una odisea que los lleva hasta los enormes buffets de Las Vegas, que aquí aparece situada en un futuro cercano, y a través de la tierra baldía que se extiende ante ellos.

¿Cómo te quedas? Probablemente, la primera vez que leas las 80 páginas del tirón que suponen Bradley de éltendrás más preguntas que respuestas. No estás solo. Vas cuesta abajo y sin frenos. Nunca sabes que esta sucediendo exactamente. Dudas, en lo más recóndito de tu consciencia, si es todo un sueño, una broma o una pesadilla. Es inquietante, espeluznante, extraño, reflexivo y a la vez, si, puede que hasta un poco divertido. La colección de escenas inconexas parece no tener fin, hasta que lo tiene y parece -coger esto con pinzas, de verdad- tener sentido.

El mundo hollywodiense

Uno tiene bastante claro que Bradley de él es una especie de diatriba sobre la cultura estadounidense de las celebridades hollywoodienses. Es también un retrato de lugares emblemáticos como el mismo Hollywood y Las Vegas. También de la cultura pop y la formación de ídolos. Del mundo de las celebridades, de la actuación y de esa burbuja insondable que rodea a todo ese cosmos del cine. Willemsun lo deja caer desde el aparente costumbrismo: un actor parece estar preparándose para un papel. Sin embargo… ¿podría ser esto tan meta como que ese actor sea otro actor preparándose para otro papel?

Sin género de dudas, Bradley de él no es uno de esos cómics cuya lectura deba ser pasiva. Tampoco que sea para todos los paladares y gustos. Hasta su título es más sugerente de lo que pueda parecer en una primera lectura. Requiere fijarse en los detalles, releer con toda probabilidad y estar bastante atento a este alucinógeno viaje donde la frontera entre personaje y actor parece diluirse en un extraño entorno casi futurista, repleto del vacío espiritual de Las Vegas y consensuado en un discurso final que lo reafirma en cada frase.

Nunca has visto nada igual (de verdad)

Si, lo sé, es una frase típica. Pero aquí es verdad. Probablemente desde sus medidas (21,6 x 27,9 cm) Bradley de él ya sea un cómic que llame la atención. Ayuda, como no, su llamativa portada amarilla con una silueta negra. Ojo, lo mejor llega cuando abres una página. Dibujado en lo que parece lápiz estándar HB2, Willumsen crea un inventivo artefacto narrativo donde cada página esta rellena hasta el borde la mayor parte del tiempo. Cada página fluye, te lleva de su mano, en escenas sin marco ni viñeta que se entremezclan unas con otras. Todo fluye, todo es movimiento. Contenido y continente se fusionan en un juego formal experimental, surrealista y lisérgico de identidades ocultas.


Este tercer título del sello Alpha Cómic vuelve a dar buena muestra del ojo clínico y especial que tiene el sello de Alpha Cómic. Surrealista, extraño y espectacular, la edición respeta la propuesta original y viene genialmente traducida por Jorge de Cascante. Bradley de él es un cómic único, que da para muchas relecturas y charlas de sobremesa.
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