Braña de Mumián, senderismo asturiano entre prados y cabañas

Por @asturiasvalenci Marian Ramos @asturiasvalenci
Es la Braña de Mumián un lugar apartado entre las montañas de Somiedo donde las cabañas se mimetizan con los prados asturianos. Hemos circulado por estrechas y sinuosas carreteras, andado entre densos bosques caducifolios, escuchado el murmullo constante de los ríos y sentido la silenciosa quietud de sus lagos. Pero a las brañas nunca te las esperas si estás realizando alguna ruta de senderismo porque de pronto, ¡zas!, aparecen como de casualidad vistiendo algún prado o a la vera de un camino en lo alto de las cimas asturianas.Y si nos acercamos a ellas tendremos la sensación de que nos van a contar miles de historias guiñándonos un ojo……¡Mírala! ¿Verdad que esta cabaña parece una casita de hadas? Bueno… Estamos en territorio asturiano, así que podemos imaginarnos que la dueña es alguna xana o mejor, algún trasgo revoltoso de esos que no paran de cambiar las cosas de sitio… Una cabaña pequeña que sonríe con una puerta diminuta y algún ventanu en su muro. Y mirándola con ojos ávidos de sensaciones nos dará la impresión que tiene un largo cabello porque, en ocasiones, el tejado de teito llega hasta el suelo.Parece así porque estamos en Asturias y si esta  tierra te toca el corazón cuando la visitas, te va a dejar en el alma un halo de magia que no podrás, ni quizás querrás abandonar aunque estés muy lejos de ella.Belleza natural y mágica que nos van a enseñar de una forma muy sugerente la arquitectura tradicional de Somiedo.Nos vamos a los prados más frescos y altos del Parque Natural de Somiedo.Son las brañas unas cabañas con tejado de teito que comenzaron a construirse en tiempos anteriores a los romanos. En un principio eran estructuras circulares y pequeñas con tejado vegetal. Hechas con piedra sin labrar y sin mortero solo tenían una estancia que compartían animales y brañero. Aún podemos ver alguna construcción circular en las altas cumbres que llaman ‘corros’.Con el tiempo, las cabañas fueron haciéndose más ‘cómodas’. Cambiaron su forma circular para construirlas rectangulares. Tenían una cuadra donde dormían los animales y que servía de cobijo en caso de climatología adversa. Arriba, una especie de desván donde el brañero iba almacenando el heno para poder alimentar a las vacas durante el invierno. Al lado de la cuadra había una habitación donde dormía el ganadero aprovechando el calor que desprendían los animales. Una cama, chimenea y herramientas de trabajo era su decoración austera.Quizás, lo que más nos llame la atención sea su tejado vegetal muy inclinado y alto. Hecho con teito o escoba que se colocaba encima de las ramas de brezo que lo impermeabilizaban. Decían que estos tejados eran tan inclinados para que fueran capaces de soportar la acumulación del agua durante las fuertes lluvias o el peso de la nieve y el hielo. Todos los años cambiaban las cubiertas más dañadas antes de ser habitadas durante el verano.Las brañas estaban formadas por varias cabañas que se extendían a lo largo de los prados de alta montaña. Nos las imaginamos en extensas explanadas entre praus frescos y naturales, cultivos y zonas umbrías.Siempre se encontraban cerca de algún manantialno solamente para saciar la sed de los animales y brañeros sino también para mantener fresca la leche recién ordeñada. Porque cerca de las fuentes que podamos ver en las brañas puede haber una construcción diferente a las demás llamada ollera. Una pequeña casa de piedra donde se excavaba un canal por donde circulaba el agua fresca para mantener el frío dentro de ella. Y con el tiempo las brañas fueron ampliándose, sobre todo, cuando los vaqueiros de alzada eligieron vivir en ellas unos nueve meses al año. Entonces, a la cabaña original se le añadía otra construcción en un lateral que se convertía en el hogar del ganadero y su familia. Ya vimos en nuestro recorrido por Somiedo que este grupo de étnico era muy especial.Los brañeros iniciaban la trashumancia al llegar el buen tiempo. Conducían el ganado por caminos carreteros hasta los prados más altos para que se alimentara de la hierba más fresca. Durante el verano, el brañero llegaba por la tarde, ordeñaba las vacas, guardaba la leche en la ollera y dormía en la cabaña. Por la mañana volvía a ordeñar y bajaba la leche fresca al pueblo. En los meses de primavera y otoño subía por la mañana, ordeñaba, segaba, cultivaba y cuidaba a sus animales. Al atardecer, regresaba al pueblo a dormir.Los brañeros no eran propietarios de los prados pero aquí cada uno tenía su pequeño terruño donde cultivaba patatas, centeno, lentejas, trigo y cebada.Únicamente los vaqueiros de alzada eran los propietarios de los prados donde se establecían sus brañas.Con los vaqueiros de alzada, las brañas adquirieron una importancia especial porque en ella convivían durante unos nueve meses varias familias. No solamente se dedicaban a cuidar las vacas y cultivar sino que también disfrutaban de una libertad que era muy mal vista por el resto de somedanos. Por eso, desde muy jóvenes, los muchachos se disputaban el derecho a ser vaqueiro.¿Te apetece que hagamos una ruta de senderismo por Asturias para conocer una braña? La Braña de Mumián tiene un encanto especial porque es la menos conocida de Somiedo y, sin embargo, la más pintoresca. Lo es porque, desde aquí vamos a poder contemplar un paisaje escalofriante que nos cortará la respiración, porque el sendero de acceso se halla medio escondido por una densa vegetación y porque vamos a realizar senderismo por un territorio que es hábitat natural del oso pardo.DesdePola de Somiedo llegaremos hasta el pueblo de El Coto. Aquí, abandonaremos el vehículo para comenzar a andar hacia la Braña de Mumián. En menos de tres kilómetros y medio llegaremos a ella a través de un sendero que asciende continuamente. Durante los primeros metros podremos ir contemplando el paisaje que nos vamos dejando al fondo del valle. Pero una vez que entremos en el hayedo de La Enraimada ya no podremos ver más que un tupido bosque típico de cuento por el que no podemos corretear porque estamos en un área restringida. Aún así, disfrutamos de este entorno mágico porque es territorio de osos pardos y la única zona restringida de Somiedo por la que se permite andar a los senderistas. Casi sin darnos cuenta el camino sale del hayedo y nos lleva a una fuente que nos indica la cercanía de las brañas. Unos metros más y las podremos ver dispersadas por la pradera. Ahora las observaremos de forma diferente porque conocemos un montón de curiosidades sobre ellas.Desde aquí tenemos unas vistas sobrecogedoras hacia el valle, la carretera de Somiedo y las cumbres blancas, puntiagudas y rocosas.La ruta de la Braña de Mumián sigue hacia el pueblo de El Llamardal. También podemos acceder a las cabañas desde aquí. Aunque la subida es menos pronunciada, el camino es más largo y no tiene tanto encanto como el que acabamos de realizar nosotros.Después de descansar volvemos hacia El Coto prestando atención a todo el paisaje que nos ofrece este bellísimo rincón asturiano y mágico…¿Otros recorridos por Asturias? 


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