Branding en el tejido interno de los modelos de negocio

Publicado el 31 mayo 2013 por Diverta @Equipodiverta
La Reputación de Marcas se va construyendo, paso a paso, mejorando la calidad de la experiencia compartida en todos los puntos de encuentro, allí donde tu Valor Funcional toca o roza a los grupos interesados pero ¿Quienes deberán diseñar, gestionar y poner en pie todas esas experiencias óptimas?

Todas y cada una de las propuestas que emite, hasta el momento, la identidad corporativa, como pasos hacía la construcción de Reputación parecen circunscribirse a ciertos conatos de acciones que pretenden satisfacer, ciertas necesidades, detectadas en los mercados como ocupaciones o preocupaciones generales y globales, a las que se pretende dar satisfacción, creando nuevos nichos de mercado aparentemente detectados, contaminando la imagen de cierto carisma caritativo. 


La lejanía de las propuestas, nunca parecen tomar las demandas que aparecen directamente explicitadas en los puntos de encuentro y desde luego, no parecen tocar, de ninguna forma el tejido interno que sigue, tratando al interesado como siempre y satisfaciendo nada de lo que reclama. El texto sigue quedando vacío y muerto, mientras los mensajes publicitarios alrededor de una aparente Responsabilidad Social Corporativa, son tomados por los mercados, con el mismo interés que logra transmitir la Imagen Corporativa "Tú te aprovechas, yo me aprovecho" sin establecer relaciones coherentes y satisfactorias.


Branding ha de asumir el reto de implantación real de valores en el tejido interno y Branding, debe hacerlo, porque, mientras no se pueda percibir, con toda claridad la veracidad de los mensajes anclados a verdaderos contenidos argumentales, o, simplemente, la respuesta obtendrá el mismo valor que la emisión y no construye la Reputación que es demandada, por los mercados, por una razón, simple, no consigue fidelizar, ni crear la confianza necesaria para levantar esa necesidad reclamada.


Los recursos de satisfacción caritativa, mantienen un conato de fidelización insatisfactoria que pretende la devolución del agradecimiento de forma obligatoria, por el camino, la posibilidad de generar confianza, se pierde. Y se pierde, de la misma forma en la que Marketing no la consigue porque seguirá fluyendo la información y la experiencia nefasta en todos los puntos de encuentro y la necesidad expansiva de la Imagen Corporativa, seguirá ejecutando acciones que, desde fuera, siguen siendo consideradas, faltas de toda ética.


Mientras la Imagen Corporativa tiende a ir considerándose a si misma, como un padre que, no puede dejar crecer del todo a su progenie e intenta convencer al entorno de la necesidad que tiene de ser protegido, solo bajo sus premisas. Los puntos de encuentro viven una explosión en cadena que reclama una libertad extrema, si hiciera falta, haciendo desaparecer, para siempre, la figura paternalista que es percibida como hipócrita, cuando se logra percibir el abismo que hay entre lo que dice que hace y lo que hace realmente. La Imagen de Marca, exige una posición de igualdad y la necesidad de ser aceptado en comunidades que ya no se reconocen, ni quieren estar bajo el ala proteccionista.  ¿Igualdad? los grupos interesados, no aceptarán más que esta opción, si bien pueden tolerar que sus miembros, destaquen en áreas concretas, no les permitirán, por mucho tiempo más, la imposición, y sabiéndose iguales requerirán las diferencias. Posicionarse en esas diferencias, es la clave de construcción de Branding en todo el tejido empresarial y para levantar la posibilidad de éxito, tendrá, que someter a consideración real, contaminar todo el espacio interno para que éste, pueda transmitir correctamente la vivencia de la experiencia primera con el Valor Funcional.  Valor Emocional, en el tejido interno, es la habilidad de llenar del detalle de belleza todo lo que roce a los grupos interesados y para ello, la Imagen Corporativa debe dejar paso a la creación de la posibilidad de que todo su tejido interno, sea capaz de construirla, gestionarla y transmitirla.

Valor de Responsabilidad Social Corporativa es cualidad que pone en pie promesas de obligado cumplimiento con la comunidad donde habita y su primera comunidad es la de sus empleados que son los únicos capaces de dar prueba real de su cumplimiento. La Imagen Corporativa debe implantar las habilidades necesarias para que ese Valor de Responsabilidad Social Corporativa, se cuele por todos los puntos de encuentro, dando satisfacción real y creativa a las demandas.


Ponerse a levantar Reputación, en realidad, no es solo una exigencia, es una gran oportunidad de transformar todo el tejido empresarial para convertirlo en más estratégico, efectivo y eficaz.