Bruno Peron L.
Barómetro Internacional
Brasil está en una fase problemática de efervescencia política porque comienzan a aparecer preguntas y respuestas sobre el estancamiento de varios sectores del desarrollo. Comento brevemente que la culpa es de nosotros mismos, que hemos sido incapaces de discernir que es del Estado de lo que es de los individuos particulares.
Las huelgas en las instituciones públicas de enseñanza son cíclicas y se interrumpen apenas los servidores públicos consiguen el aumento salarial al que aspiraban. El resultado sin embargo trae generalmente perjuicios a los estudiantes, que pierden clases y tiempo de formación y raramente van acompañadas de cambios pedagógicos que reorienten la educación y el sistema de enseñanza en el país. Finalizadas las huelgas universitarias, seguiremos aprendiendo sobre los amerindios del Amazonas y la reproducción de los chigüires (capivaras, carpinchos) bajo las lentes conceptuales de Adam Smith, Michel Foucault y Jürgen Habermas.
Las paralizaciones más recientes de los servicios públicos afectan al sector bancario. La diferencia en este caso es que sus servidores reivindican, además del aumento salarial, la revisión de “metas abusivas” que los esclavizan y los obligan a vender paquetes de servicios que sus clientes no necesitan.
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Intereses particulares dificultan el avance de la educación primaria en Brasil, que es donde debería estar la prioridad. El desafío es todavía mayor en el contexto mundial en el que, según la Organización de las Naciones Unidas, la meta de educación primaria solo se podrá alcanzar con el aumento de 5,2 millones de profesores al 2015. El plazo es demasiado corto para cambios presupuestarios y principalmente de mentalidad frente al papel del Estado y el individuo.
Todavía la pauta que más se mueve con este dilema entre los atributos del Estado y los del individuo en Brasil tiene más que ver con la salud que con la educación. A pesar de esto, es pertinente decir que el desprecio por la educación acumula deudas en todos los demás sectores, porque envuelve a la formación del individuo para lidiar con todo lo que concierne a las prácticas de la vida en sociedad.
Detentadores del seguro médico en las regiones más industrializadas del país (Sudeste y Sur) tienen menos conciencia del desnivel en el acceso a la salud de las poblaciones más pobres en las regiones menos industrializadas (Centro Oeste, Norte y Nordeste). Los primeros caen por eso más fácilmente en las garras del discurso xenófobo, que recela de la transformación de Brasil en un país “comunista” de ciudadanos “revolucionarios” que no tendrán que esperar días en las colas para la atención médica.
Se acude a recursos burocráticos para impedir la actividad profesional de médicos extranjeros, aunque estos sean contratados temporalmente para suplir una carencia impostergable. Mientras tanto los adversarios de Más Médicos no ofrecen alternativas a la urgencia de prestar auxilio a los ciudadanos brasileros de las aéreas más pobres del país. Antes de que la salud en Brasil se convierta en un “Mcbocadillo Feliz” o en un “Burguer Big King” es necesario discutir su carácter público.
En forma notoria, los médicos procedentes de Cuba se convirtieron en vedettes del rechazo de algunos sectores brasileros a Más Médicos, ya que también recibimos profesionales de otros países (Argentina, Uruguay, España, Italia, etc.) en este programa del gobierno. El problema es que hay un debate latente que se estimula desde un sector más conservador-liberal de la sociedad brasilera, que no entiende el significado de las palabras auxilio, compartir y solidaridad.
Igualmente no hay una preocupación unánime con que proporcionalmente pocos brasileros tengan (o tendrán algún día) condiciones para asegurar privadamente la salud de sus familias. Se utilizan falsedades como que los médicos cubanos vienen como esclavos, y que la falta de fluidez del idioma portugués inviabiliza las consultas con indios marginalizados del Norte del país. Creo que ellos se preocuparán más por el tratamiento de las enfermedades que por la mejora del vocabulario.
Es urgente repensar los atributos del Estado y del individuo. Como inspiración recordé el papel de los cristianos de origen árabe Cosme y Damián, que peregrinaron por Asia prestando servicios médicos gratuitos. Son dos seres recordados por sus atributos profesionales y caritativos.
En lugar de referirme a Cosme y Damián como leyenda y a los médicos cubanos como hecho, invertí las posiciones. La dupla de peregrinos es un hecho histórico, mientras que la solidaridad con las víctimas del olvido en las periferias de Brasil, parte de la leyenda actual de la universalidad de la salud.
Fuente: http://brunoperon.com.br
Artículo tomado de : http://www.rebelion.org/