"Son tres adultos en sus plenas facultades psíquicas. No tienen demandas ni litigios pendientes. Llevaban ya bastante tiempo compartiendo una vida en común, por lo que han decidido dar el paso de formalizar su relación como una entidad familiar, ya que ésta es la única manera de garantizarse algunos derechos. Además, la unión de estas personas se trata de un contrato aclaratorio, yo no estoy casando a nadie", explicó Claudia do Nascimento.
La notaria declaraba a la prensa que tiene la función pública de dar garantía jurídica al conocimiento de los actos, y éste es complemante legal por no ir en contra de la Constitución brasileña, en la cual no existe una ley que impida una familia de tres. La ausencia de la prohibición abre un nuevo camino que marca un precedente en este tipo de uniones civiles.
Esta noticia no ha sentado del todo bien en algunos grupos religiosos que han puesto el grito en el cielo condenando este suceso, aunque la vicepresienta del Instituto Brasileño de la Familia, María Bernice Días ha declarado que se debe respetar la privacidad de las relaciones y que es necesario aprender a vivir en una sociedad plural, donde prevalezca, ante todo, el respeto.