Con la sexta entrega de la saga Nacidos de la Bruma volvemos a pisar este fascinante mundo del Cosmere creado por Brandon Sanderson, repleto de poderes y metales. Volvemos a Scadrial. En esta ocasión, los kandra acuden ante Waxilium Ladrian para pedirle que recupere los legendarios Brazales de Duelo del mítico Lord Legislador antes de que su tío Elegante lo haga. Aunque al principio se niegue por su relación con Armonía tras los sucesos de Sombras de Identidad, las notas y datos de un estudioso kandra que ha perdido sus clavos hemalúrgicos hace que el equipo liderado por Wax ponga rumbo a Nueva Serán, donde su hermana Telsin ha sido vista. El comienzo de una nueva aventura, que se apega más que nunca a la mitología de la trilogía original, revela muchos detalles del Cosmere y nos presenta nuevos misterios.
Brazales de duelo se convierte por derecho propio en el mejor libro de la Segunda Era de la saga. Aunque la trama es similar a la de los otros dos libros de esta nueva Era, con una frenética búsqueda de por medio que pone todo en marcha, los personajes tienen un camino mucho más completo y su nexo directo con la Primera Era, hace de él un libro más interesante para el lector. Su tono de aventura arqueológica ayuda a salir del escenario de la ciudad, llevándonos por los caminos de aquella primera trilogía donde Vin y Elend iban en búsqueda y captura de objetos por diversos enclaves. Eso si, no faltan los elementos de western que le dan un toque diferente a esta Era. Brazales de duelo es la demostración de Sanderson para el lector de que no le gusta quedarse estancado en ningún lugar, y que su universo es mucho más vasto de lo que simplemente nos hace ver.
Toda esta nueva aventura viene firmada bajo el frenético ritmo acostumbrado del autor de Nebraska en la saga de Nacidos de la bruma, colmado de fascinantes momentos. Desde una resultona escena de asalto a un tren hasta las tensiones más sutiles de un salón de baile entre nobles. Brazales de duelovuelve a estar repleto de acción y aventura, seña de identidad de la propia saga. La novela consolida esta Era industrial como algo más que un mero pasatiempo en la cronología del Cosmere. Nada está puesto al tuntún, aunque pueda parecer descabellado y su arranque no fuera tan satisfactorio para todos. En Brazales de duelo damos un paso más en la era industrial, empezamos a ver los teléfonos y algún que otro invento mecánico o de vapor, que combina como nunca antes los poderes alománticos con lo industrial.
El punto fuerte de Brazales de duelo viene por parte de sus personajes y las bombas que suelta Sanderson en el tramo final. En cuanto a personajes, es sobre todo el desarrollo de uno en concreto. Steris, cuyo protagonismo ha ido surcando vagamente las páginas desde Aleación de ley, llega a robar nuestro corazón en esta Brazales de duelo. El resto, no sé queda atrás. El grupo demuestra tener más química que nunca, con diálogos y conversaciones brillantes repletas de camaradería. Lo que remata la faena es el tramo final y su conexión directa a la Primera Era de Nacidos de la bruma. Sanderson va hilando leyendas y mitos del pasado con el remoto presente, hasta dejarnos patidifusos en ese epilogo. Siempre hay otro secreto, ya lo decía Kelsier. Y con Brandon Sanderson y su Cosmere, esa norma siempre se cumple.
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