El final del capítulo 11 de la cuarta temporada de Breaking Bad es una muestra efectiva y fascinante de la tensión y transformación psicológica que sufre Walt, protagonista de la serie. Walt (amenazado por Gus Fring) busca desesperadamente el dinero escondido en su sótano y comprueba que Skyler (su mujer) se lo ha entregado a Ted Beneke.
La escena, alterna y funde la risa con el llanto de Walt y la incomprensión de Skyler, en un plano picado realmente claustrofóbico que muestra la vulnerabilidad de Walt. En esa secuencia, el teléfono irrumpe como otro componente más de tensión, junto a una especie de bombeo de corazón entrecortado y una mezcla de ruidos extraños, a la vez que la cámara se va alejando del agujero en el que está metido Walt... Un estilo que recuerda al director de Twin Peaks. El extrañamiento lyncheano baña el final de de uno de los mejores capítulos de la serie.