Breve historia de la Agricultura Ecológica

Por Briconatur @Briconatur

En este post queremos hacer un recorrido por la breve historia de la Agricultura ecológica así como por los agentes más destacados.

Aunque se trata de un concepto dinámico y en continua revisión, podemos convenir que lo que hoy conocemos y definimos como Agricultura Ecológica proviene de la fusión de las ideas de varias escuelas o corrientes que tienen unos objetivos comunes, que han ido cambiando y evolucionando a lo largo de la mayor parte del pasado.

Vamos a ver las principales fuentes de las que se nutre el concepto de Agricultura Ecológica:

1.   Agricultura biológica-dinámica

Esta corriente fue creada en 1924 por Rudolf Steiner, y se basa en el estudio vinculado a la  vertiente filosófica Antroposofía, cuyo autor es el mismo Steiner. Este llega a la conclusión de que “la posibilidad de conducir el trabajo con la tierra y sus criaturas hacia un nuevo ordenamiento donde lo natural se halla sobre elevado e integrado en lo humano”. Basa su agricultura en la aplicación de técnicas homeopáticas al mundo agropecuario, desarrollando la idea de que las unidades rurales son unos organismos agrícolas que están sometidos a influencias de factores cósmicos complementarios y diferentes a la influencia de la luz, las estaciones y el clima.

2.   Agricultura orgánica

Iniciado en Inglaterra en 1930 por Lady Eve Balfour y Sir Albert Howard. Este último determina que es esencial observar los procesos productivos de la naturaleza y aprender de ella para favorecer la producción de alimentos. En su libro UN TESTAMENTO AGRICOLA recoge una serie de observaciones/recomendaciones básicas que no son otra cosa que el inicio de nuevos métodos de producción:

  • La protección del suelo y el uso de coberturas permanentes.
  • La idea de mejorar la salud de la planta en suelos saludables.
  • Investigación en fincas y uso racional de recursos locales.

Lady Eve en 1943 publica el libro THE LIVING SOIL donde expone que la salud del suelo y la  salud del hombre son inseparables. Con este trabajo entra a formar parte en 1946 de HE SOIL ASSOCIATION de Gran Bretaña, que adopta sus tesis pasando a ser la referencia en investigación e información sobre prácticas orgánicas de manejo de fincas y suelos. Desde entonces esta asociación se ha convertido en referente mundial en el establecimiento de normas y capacitación en esta agricultura.

Las ideas de Howard y las de Balfour fueron difundidas en Estados Unidos por Jerome Irving Rodale. Este pública en 1942 la revista ORGANIC FARMING AND GARDENING. A través de ella se funda el instituto Rodale 15, que hoy es reconocido a nivel mundial por sus investigaciones en agricultura orgánica. La denominación de agricultura orgánica es la más difundida y con ella se han creado sus principios básicos. En 1972 se crea la federación mundial de movimientos orgánicos.

3.   Agricultura natural de no intervención.

Creada por el biólogo Fukuoka en la década de 1950, predica una agricultura de la que excluye el uso de maquinaria y de medios de producción en general y de aquellos en los que intervengan productos químicos en particular, defendiendo un teórico equilibrio del suelo en el que es mejor no intervenir (es mejor no labrar, es preferible abonar solo con estiércoles naturales), limitando las labores a deshierbes manuales. La filosofía de Fukuoka se conoce con el nombre del “no hacer” y concluye en la necesidad de aplicar una “agricultura natural”   basada en los siguientes principios básicos:

1. No laboreo. No arar ni voltear el suelo.

2. No utilizar abonos químicos ni compost preparados.

3. No desherbar mediante labores o herbicidas.

4.   Agricultura biológica-ecológica

El método bioorgánico o biológico-ecológico es el que más base científica tiene, siendo creado por los suizos Hans Müller y su esposa María y por el médico alemán Hans-Peter Rusch, desarrollándose a partir de 1951.

5.   Agricultura biológica o agrobiologìa

Corriente creada por los agrónomos Francis Chabousson, Raul Lemaire y Claude Aubert en Portugal y Francia, en la década de 1960. Destaca la importancia que se da a control biológico, manejo integrado de plagas y enfermedades, y a la teoría de trofobiosis.

La idea del Manejo Integrado de plagas, consiste en localizar para cada insecto o enfermedad de cada plaga, su punto débil, y buscar el enemigo natural de los mismos para provocar su exterminio o control. Se pueden usar más de un método para el control de las plagas, así si un método de control falla, los otros continuaran protegiendo el cultivo.

La teoría de la trofobiosis de Francis Chabousson establece: “un cultivo bien nutrido es más resistente al ataque de las plagas y enfermedades, lo que favorecerá hacer menos aplicaciones de plaguicidas y eso a su vez conserva mejor el ecosistema del suelo”.

Cuando se unen estos conceptos se crea la idea de una agricultura sostenible, ya que no concibe la nutrición como un componente aislado, sino como manejo integrado de cultivo ya que los factores nutricionales y no nutricionales están interrelacionados. Este tipo de agricultura asegura que, para cultivos bien nutridos, cuando se manejan bien los factores no nutricionales se facilita la obtención de calidad, productividad, disminuyendo la contaminación y bajando los costos.

6.   Agricultura Ecológica.

A partir de mediados de los sesenta se inicia la toma de conciencia de las negativas repercusiones del modelo agrícola productivista en el medioambiente y de los derivados en la salud humana. Por vez primera vez se admite la posibilidad de que los recursos son limitados y que pueden ser afectados gravemente por la acción humana. Esta posibilidad se concreta y aclara en la década siguiente (apoyada por la crisis del petróleo de 1.972), siendo en la década de los ochenta cuando aparecen los primeros trabajos sobre agroecológica con relevancia científica y se extiende y afianza en España la denominación de Agricultura Ecológica como practica agrícola alternativa con suficiente peso, dándose por enterada la Administración del Estado, que establece las primeras normativas relativas a un movimiento que hasta esos años había ignorado y que no había dejado considerar como algo absolutamente marginal.

Los años noventa suponen el despegue de la filosofía ecológica en la sociedad y la aparición de escenarios sociales, políticos y normativos donde la agricultura ecológica aparece explícitamente, creándose la figura de los operadores para la certificación y dotándose ayudas económicas para el funcionamiento de órganos administrativos dedicados al control y fomento de estas prácticas. Actualmente los principios de la práctica ecológica u orgánica en la producción de alimentos, encuentran su acomodo y mejor defensa y apoyo en el seno de la Política Agrícola Común (PAC), que cuenta entre sus objetivos fundamentales el logro de una agricultura y un medio ambiente sostenibles.

En algunos momentos de de este largo proceso, tanto detractores de esta forma de entender la agricultura, como pequeños grupúsculos extremistas defensores de parte de las mismas, argumentan que lo que se pretende es una vuelta al pasado, a una agricultura donde el la producción es algo secundario, siendo el fin la subsistencia localizada y la vuelta a formas de agricultura arcaicas. Entendemos que estos planteamientos están alejados de la realidad, de las pretensiones de la mayoría de los movimientos agroecológicos y del vago concepto de agricultura ecológica que una población predispuesta favorablemente “a todo lo ecológico” entiende y acepta como positivo, tolerándolo e incluyéndolo en su acervo, porque sobre todo se preconiza la TOLERANCIA como base del establecimiento de relaciones de las prácticas agrarias con el medio, nunca con las agresiones al mismo.

Esta posición de popularidad de las producciones ecológicas y la rapidez con la que la filosofía de su práctica ha prendido en la sociedad en los últimos años, tiene mucho que ver,

Según Armesto López (2007), con:

- El labor de divulgación y el trabajo realizado por los precursores, el conjunto de agricultores y asociaciones que durante muchos años han trabajado al margen de las instituciones y del conocimiento público en general, poniendo las bases de lo que hoy es este movimiento.

- La pluralidad de un movimiento en el que sus practicantes provienen de estratos socio-culturales y laborales absolutamente diferentes, permitiendo que este tipo de agricultura se vaya enriqueciendo, desde unas bases técnicas más o menos comunes, con una cantidad enorme de ideas, intereses y filosofías.

- El objetivo mas generalista que define la agricultura ecológica y permite delimitarla mas claramente es el respeto por el medio ambiente y la cultura y la recuperación del binomio Alimentación – Naturaleza para poder continuar hablando de «la vida en el campo».

En este sentido M. Campbell (1998) destaca que la agricultura ecológica está relacionada con los valores familiares de la nutrición y la hospitalidad y que el verdadero objetivo que debe tener es llegar a formar parte de nuestra vida cotidiana, mientras que H. Tovey (1997) considera que tiene en su propia esencia al medio ambiente, priorizando la calidad y la sostenibilidad.

La agricultura ecológica moderna no puede suponer una involución, ni puede obviar los grandes aciertos y logros conseguidos en etapas anteriores, sino al contrario mejorarlos, desechando errores pasados, modos y prácticas que se han demostrado indeseables y avanzando en la comprensión de las interacciones de las plantas y animales con el medio y en la forma en que con la intervención humana se pueden activar haciéndolas útiles y mas eficaces y poniendo los medios para minimizar posibles repercusiones negativas sobre el medio, es decir investigando y ejerciendo la investigación aplicada. Una vuelta al pasado próximo de hace 50 o 100 años es un error de partida pues en ese pasado próximo la aplicación de técnicas en el campo era más “por costumbre” e intuitiva que científica, se cometían graves errores de los que hoy si se conocen las causas y sobre todo estos errores tenían consecuencias graves y menos graves de afección negativa al medio, que hoy estamos en condiciones de prever o subsanar con mayor solvencia, gracias sobre todo a la experiencia, la experimentación y la ciencia.

La agricultura ecológica se constituye en una poderosa herramienta que puede ayudar a conseguir un medio rural más desarrollado, ayudando a consolidarlo y a fijar su población en estos momentos en los que pesan sobre el mismo graves incertidumbres, siempre desde la perspectiva de la sostenibilidad y dando la importancia debida a enfoques medioambientales, económicos y sociales, propiciando su coexistencia.