Concisión, brevedad, y sobre todo, capacidad de síntesis, son algunos de los elementos que se necesitan para lograr un mini cuento. Cómo determinar que se está frente a esta categoría “des-generada” (concepto utilizado por la autora para demostrar su carácter proteico) y no frente a un poema en prosa, un aforismo, un chiste, una receta de cocina, entre otras categorías, que Violeta Rojo incorpora en su Breve manual (ampliado) para reconocer mini cuentos.Esta es una de las incógnitas que el libro despeja para evidenciar esa “literaturidad” –bien ganada por cierto– en los mini cuentos.
El análisis es de fácil asimilación para cualquier lector, especializado o no en la materia, lo que sin duda le agrega un valor extra en el sentido de amplitud e impacto para cualquiera que se acerque a sus páginas. El libro, que además de hacer honor a la “brevedad” y se gana con fundamento el de “sustancialidad”, tiene una muy buena selección antológica de mini cuentos de autores que han explorado este “des-género”: Anderson-Imbert, Julio Cortazar, Oswaldo Trejo, Cabrera Infante, Huidobro, entre otros.
Es innegable, y esto es uno de los elementos admirables del mini cuento, es que un buen texto de este “des-género” es contundente y no se anda con rodeos retóricos. Breve manual… fue publicado originalmente a mediados de los años noventa y esta “ampliación”, se corresponde con algunas reflexiones que Violeta Rojo hizo con el tiempo sobre su propio trabajo, para añadir más luces sobre este género despreciado por algunos y aplaudido por otros.