Basada en la biografia “Keats” escrita por Andrew Motion y en las cartas del propio Keats, Bright Star nos traslada al Londres de 1818 y gira en torno al poeta británico John Keats y la secreta y apasionada relación que mantuvo con su vecina, Fanny Brown. Un apasionado romance, truncado por la prematura muerte del poeta a los 25 años, en el que John y Fanny sienten la necesidad urgente de estar siempre el uno con el otro hasta límites que escapan a la razón.
Contada de esta manera Bright Star, que toma su título de uno de los poemas más celebres de Keats, no parece ser más que uno de esos dramas románticos encorsetados que asaltan habitualmente las pantallas para uso y disfrute de grupos de damas del barrio de Salamanca. La cinta de la neozelandesa Jane Campion bordea continuamente lo cursi y académico pero se distingue de otras producciones similares gracias en gran parte a la personalidad y el sello autoral que su directora imprime en cada fotograma. La autora de El Piano, Un Ángel en mi Mesa o la incomprendida obra maestra En Carne Viva se ciñe a los hechos tanto como puede sin que la labor de meticulosa investigación convierta a la cinta en una plúmbea producción de época.
Sobresale en Bright Star la serenidad y contención con la que se narra esta historia. Evita poner en escena momentos álgidos que desencadenen una tormenta emocional a favor de contar la historia de John Keats desde los ojos de Fanny Brown, vecina del poeta en un primer momento, enfermera de su hermano después, alumna y lectora más tarde y amante al final. El relato fluye tranquilo y sosegado, lejos del folletín que sobre el papel la historia de Keats promete. Campion antepone la poesía a la prosa de trazo grueso y compone un bello poema visual apoyado en los propios poemas de Keats que se insertan en el relato (en off o no). Un poema delicado y minimalista, siempre sombrío pues la sombra de la muerte planea desde el primer minuto sobre la película. Bright Star no está a la altura del derroche visual y el climax emocional de El Piano (1994) pero mantiene un nivel de belleza y sensualidad tan elevado como cualquier poema de Keats. Su puesta en escena hace gala de un cierto toque Austeniano, pero según el modo de la ultima adaptación de Orgullo y Prejuicio (Joe Wright, 2005), atiende al detalle y al rostro pero es vaporosa y fluida como los vestidos que cose para sí misma Fanny Browne.
Bright Star utiliza la figura de John Keats como coartada estética e intelectual para proponer un nuevo relato sobre la mujer que se enfrenta a una sociedad castradora, en este caso la Inglaterra Victoriana. Como Holly Hunter en El Piano (1994), Nicole Kidman en Retrato de una Dama (1997) o la desfigurada Meg Ryan de En Carne Viva (2003), la joven Fanny Brown es un personaje 100% Campion al que da vida la australiana Abbie Cornish, con rostro de Charlize Theron y maneras de Nicole Kidman. El británico Ben Wishaw (visto en El Perfume o I´m not there) presta su físico frágil y atormentado al poeta John Keats. 8
Y para leer a Keats es muy recomendable el volumen Belleza y Verdad publicado este año por la editorial Pre Textos que recopila algunos de los mejores poemas de John Keats en su idioma original y en traducciones de Lorenzo Olivan. Este el famoso poema que da titulo a la película de Jane Campion.
Bright Star! would I were steadfast as thou art- Not in lone splendour hung aloft the night, And watching, with eternal lids apart, Like Nature´s patient sleepless Eremite, The moving waters at their priestlike task Of pure ablution round earth´s human shores, Or gazing on the new soft fallen mask Of snow upon the mountains and the moors- No-yet still steadfast, still unchangeable, Pillow´d upon my fair love´s ripening breast, To feel for ever its soft fall and swell, Awake for ever in a sweet unrest, Still, still to hear her tender-taken breath, And so live ever-or else swoon to death. Si fuese como tú constante, estrella,no solitaria luz alta en la noche,viendo con abiertos ojos eternos,cual ermitaño de Natura en vela,las aguas que, sacerdotales, lavanlas humanas orillas de la tierra;ni contemplando la reciente máscarade nieve sobre páramos y montes...No, aunque inconstante, aunque inmutable, quieroapoyado en el pecho de mi amor,siempre sentir su pálpito tan suave;siempre despierto en inquietud muy dulce,callarme para oír su tierno alientoy así vivir siempre, o morir si no.
John Keats.