La directora australiana Jean Campion en Bright Star se acerca a la figura de John Keats y al romanticismo con voluntad artística, porque esta película es un sutil ejercicio de estilo. Cada detalle contribuye a representar una estética de la sobriedad, evitando el engolamiento relamido de los sentidos y la sensibilidad al uso, buscando una composición, un color, una puesta en escena al sevicio de una intensidad del corazón en sintonía con la naturaleza. Como si Turner hubiese pasado por el plató, el color se transforma en la luz interior, en los bosques y praderas. La poesía destila como esa misión de éxtasis y dolor, como el amor, al que sólo se supieron abandonar los románticos y que Jane Campios atrapa para nuestros ojos.