Lejos quedaron las épocas de gloria para Miguel Brindisi. Pasó mucho tiempo ya desde aquellos títulos ganados con Independiente, el 6-4 a Boca cuando dirigía a Racing y los campeonatos obtenidos en el extranjero. Mucho más reciente, todos se acuerdan de sus fracasos en los últimos años. Su renuncia a Huracán no hace más que confirmar que la carrera de Miguelito como director técnico es un ciclo terminado.
Por lejos, en Independiente fue donde mejor la pasó en Argentina. Ganó el Clausura 1994 apabullando por 4-0 a su querido Huracán en la última fecha. Después se llevó la Supercopa de ese año al vencer a Boca en la final, para luego derrotar a Vélez en la Recopa 94 (jugada en 1995). Pero todo lo obtenido en el Rojo no fue casualidad, sino que le puso la frutilla al postre a lo que venía siendo una exitosísima carrera como entrenador.
Sus dos títulos en Municipal de Guatemala (1987 y 1988) pueden ser menospreciados, como también sus éxitos en Barcelona de Ecuador (1989 y 1991). Pero no puede pasar por alto el haber llegado con el conjunto de Guayaquil a la final de la Copa Libertadores de 1990, en donde eliminó al mismísimo River por penales en semifinales.
Independiente no fue el único club de Avellaneda que dirigió. Agarró a Racing en el Apertura 1995 tras la renuncia de Pedro Marchetta y acumuló una seguidilla de victorias (incluyó aquel famoso 6-4 al Boca de Diego Maradona en la Bombonera) que culminó con un digno subcampeonato. También dirigió a la Selección de Guatemala en dos oportunidades, donde no descolló, pero logró un histórico y agónico empate ante Brasil en 1998.
Tras un normal paso por Espanyol de Barcelona (sucedió a Marcelo Bielsa), pasó a Huracán, donde comenzó su declive. El 4º puesto en el Clausura 2002, con el Rolfi Montenegro y Lucho González, fue su último gran éxito. Renunció al siguiente torneo por los pésimos resultados, producto de varios malos jugadores que él mismo pidió.
En Lanús no tuvo mejor suerte y también se fue por decisión propia. Boca se ocupó de acobijarlo, pero una mediocre campaña y un 0-2 ante River hicieron que renunciara en el vestuario del Monumental. Ni siquiera pudo resurgir en Comunicaciones de Guatemala ni en Jaguares de México, donde fue despedido por malas campañas, ni en Atlas de Guadalajara.
Curiosamente, en Guatemala acumuló seis derrotas seguidas antes de ser echado, al igual que en Huracán. Y como pasó cuando abandonó Boca, Miguelito anunció su partida del Globo luego de caer ante River en el Monumental y por el mismo resultado (0-2). Para el fútbol argentino es una renuncia más, pero para Brindisi significa el ocaso de una carrera que lo tuvo bien arriba y que lo deja muy abajo.