Bring Me the Head of Alfredo García: Boleto directo al infierno.

Publicado el 26 enero 2012 por Fantomas
“Bring Me The Head of Alfredo Garcia” (1974), es un thriller/drama del director Sam Peckinpah, el cual está protagonizado por Warren Oates e Isela Vega.
Bennie (Warren Oates), un pianista norteamericano y Elita (Isela Vega), su novia prostituta, se embarcan en un viaje por México para encontrar la cabeza de un hombre por la cual existe una suculenta recompensa que puede cambiar sus vidas para siempre.

Contrario a lo que se podría pensar, durante toda su carrera, el siempre controversial director Sam Peckinpah mostró una marcada aversión hacia el género del western, en especial a los que presentaban a la venganza como un elemento primordial del relato. Era tal su odio por el género, que en una entrevista declaró que él jamás había filmado un western, sino que había realizado un montón de películas que presentaban hombres montados sobre un caballo. Tras evadir este tipo de historias durante años, a principios de los setenta, Peckinpah se decide a filmar un western contemporáneo con influencias shakesperianas, donde gran parte de los personajes están motivados por un incombustible deseo de venganza. El guión de “Bring Me the Head of Alfredo Garcia” nacería del relato que Frank Kowalski le presentó al director en 1969, que consistía en la historia de un acaudalado y poderoso tirano el cual ofrecía una suculenta recompensa por la cabeza del hombre que ha dejado embarazada a su hija adolescente. Durante tres años, Peckinpah junto a Gordon Dawson, le darían forma a un guión inclinado hacia la tragedia, y que pasaría a ser la base de una de las películas más violentas del director.
Rodar la película no sería simple. Tras el fracaso de la cinta “Pat Garret and Billy the Kid” (1973), la cual fue editada sin la autorización del director por los ejecutivos de la MGM, Peckinpah decidió refugiarse en México donde sabía que podría realizar un film violento y cruel sin que nadie se entrometiera en sus decisiones. Lamentablemente, para este entonces el comportamiento del realizador ya era bastante errático. Según el guionista Gordon Dawson, Peckinpah se mostró indiferente y falto de confianza durante todo el rodaje, lo que se terminaría reflejando en la fotografía de la cinta, la cual expresa la apatía que estaba experimentando el director. Para empeorar la situación, este último comenzó a tener una serie de problemas su pareja, y otros generados por el abuso de fármacos y sustancias como la cocaína, todo esto bajo el amparo de doctores de dudosa reputación. Cabe mencionar que sería Warren Oates, quien se obtendria el rol protagónico del film tras los fallidos intentos del director por contratar a Peter Falk y James Coburn, quien introduciría a Peckinpah al uso de la cocaína, la cual seguiría utilizando de forma recurrente los años venideros.

Como ya había mencionado anteriormente, el detonante de la serie de acontecimientos que terminaran en la muerte y el sufrimiento de una serie de personajes es la venganza, pero no la del protagonista, sino que la de un capo de la mafia quién le ha puesto precio a la cabeza del hombre que se atrevió a dejar embarazada a su hija para luego huir. Debido al interés que genera dicha recompensa, es que una serie de criminales comienzan a recorrer México para dar con el odiado galán. Es en esta búsqueda que un par de asesinos (Robert Webber y Gig Young) se topan con Bennie, un pianista venido a menos que terminará convirtiéndose en un verdadero antihéroe, que dice saber el paradero de Alfredo García. Si bien los asesinos le ofrecen un pequeño porcentaje de la recompensa (cosa que Bennie desconoce), la propuesta para él se presenta como su boleto de salida de la podredumbre en la que está inmerso. Es por esto que junto a Elita, su novia la cual no solo sabe el paradero de Alfredo, sino que además tuvo una relación en el pasado con él, decide emprender camino hacia el interior de México, sin imaginarse la serie de problemas que deberá enfrentar para dar con su tan ansiado botín.
Criminales de poca monta, motociclistas abusadores y familiares enfadados, serán parte de los personajes que se interpondrán en el camino de Bennie y Elita, cuya relación es fuertemente estudiada durante el transcurso de la cinta. Ambos son personajes dañados, lo que los ha llevado a refugiarse el uno en el otro. Durante gran parte del film, es apreciable como Elita se convierte en la fuente de humanidad de Bennie, influyendo poderosamente en la emocionalidad de su pareja, quien tras un altercado con unos motociclistas que intentan violar a su novia, comienza a mutar, dándose cuenta de lo mucho que disfruta la violencia y de cómo esta pasa a convertirse en el único camino que lo llevará a descubrir su verdadera identidad. Por otro lado, la misma escena de la “cuasi violación” sirve para establecer Elita toda su vida ha estado sometida al abuso por parte de los hombres, siendo Bennie el único que ha sido capaz de tratarla con algo de respeto, lo que a fin de cuentas es todo lo que ella necesita para ser feliz. Eventualmente, y por razones en las que no es necesario ahondar, la venganza del poderoso criminal mexicano deja de ser importante, dando paso a una cruzada de venganza llevada a cabo por el protagonista en compañía de la cabeza de Alfredo García.

Es en este punto donde el film adquiere tintes surrealistas. Bennie entabla una relación casi de complicidad con la cabeza del buscado hombre, llegando a protegerla por momentos por algo que va más allá de la simple recompensa, y que podría ser considerada como un distorcionado sentimiento de amistad. Y es que en el fondo, ambos hombres presentan una serie de similitudes que los llevarán a unirse aún después de la muerte; ambos amaron a la misma mujer, son destruidos por el mismo personaje de clase alta, y finalmente ninguno de los dos pidió sufrir las miserias que les tocó vivir. Independiente de la brutalidad, el gran número de víctimas y el número no menor de situaciones misóginas que presenta la cinta, en el fondo esta no es más que un relato que expresa el poder redentor del amor, y el precio que se debe pagar cuando se sacrifica el amor en pos de algún tipo de ganancia monetaria. Más allá de los aspectos narrativos de la cinta, es destacable el trabajo actoral de Warren Oates y Isela Vega, quienes además de exhibir una gran química, logran que el espectador logre empatizar con sus conflictos y con su forma de ver la vida. Lo que es aún más importante, es que a través de los diálogos que el personaje de Oates mantiene con la cabeza de García, este logra que el espectador sienta que en parte conoce al personaje, pese a que en verdad nunca lo llegamos a ver vivo.
Por otro lado, también resulta destacable el trabajo de fotografía de Alex Phillips, y la banda sonora compuesta por Jerry Fielding, quienes en conjunto logran construir una atmósfera pesimista, la cual acompaña durante todo el relato a un protagonista que sabe que se ha metido a un callejón sin salida, cuyo destino final no es más que su autodestrucción. “Bring Me The Head of Alfredo Garcia” es una película que presenta varias capas de profundidad, aunque en principio no lo parezca. Al momento de su estreno, fue fuertemente criticada en el circuito norteamericano, convirtiéndose en otro fracaso de taquilla dentro de la filmografía de Sam Peckinpah. Sin embargo, este film hoy es visto desde un prisma diferente. “Bring Me The Head of Alfredo Garcia” no solo es la muestra tangible de que el director logró con éxito mutar el western clásico que el tanto repudiaba en algo completamenta distinto y contemporáneo, sino que además es la prueba de que para Peckinpah, la violencia no es un elemento cuyo objetivo es llamar la atención, sino que es un medio para transmitir un mensaje mucho más profundo. En definitiva, estamos ante una verdadera joya cinematográfica, que sigue conservando su poder de impresionar y encantar al espectador por partes iguales, invitándolos a participar en un viaje sin retorno al infierno.

por Fantomas.