Briouats de prawn con salsa harissa
Estos, son los briouats salados más reconocidos, sobre todo en las zonas de costa.
La receta que hicimos ayer, es ideal para rellenarlos, ósea que si lo prevés, puedes hacer más cantidad de esa tajine y reservar el sobrante para preparar los briouats, incluso congelarlos, si los quieres hacer otro día.
Al igual que la tajine, no hay formulas ni ingredientes básicos, puedes quitar o poner a tu antojo.
IngredientesLos que utilizamos aquí.Hojas de pasta filoEn Marruecos es warqa y algo diferente a la filo, la encontraremos en placas rectangulares de diferentes tamaños o las típicas obleas redondas en bolsas, es muy común encontrarlas frescas, recién hechas.En la mayoría de bolsas de filo, pone esquemáticamente, como hacer los diferentes tipos de envoltorios, os he puesto esa foto, aunque no s si queda muy claro.
Antes de hacer los briouats, cortaremos o picaremos finamente la farsa, sobre todo las gambas.
Se trata de cortar tiras de warqa de unos cinco centímetros de ancho. Ponemos la farsa, doblamos la pasta formando un triangulo, continuamos doblando, cambiando el sentido de izquierda a derecha, hasta que finalmente, quede un triangulo completamente cerrado.
Freímos en aceite vegetal muy caliente. Se ha de tener precaución ya que esta pasta, se quema fácilmente. Ponemos en un papel absorbente y servimos calientes, aunque pueden comerse también en frio.
La salsa Harissa
Ya os hemos hablado de esta salsa en varias entradas, por ejemplo aquí o aquí.
Esta salsa harissa y originaria de Túnez, es aparte de picante, muy aromática y con un sabor muy especial, no es simple y llanamente “fuego en el cuerpo” como suele suceder con muchos picantes, por eso, antes de servir y a modo simbólico, ponemos un testigo, encima de cada briouat. Al ser un bocado, quedan bastante ligeros e incluso en nuestro caso, con un toque agradable.
Se acostumbra a vender las harissa a granel, incluso la mezclan con algunos tipos de aceitunas y encurtidos, son autenticas bombas de relojería.De todas maneras, el tópico de que en Marruecos se come picante, es eso, un tópico
Si te gusta el picante, no te cortes…
El cuento de los briouats y el ¡ay!
Hoy son los funerales de Emili Teixidor. A pesar de ser conocido por su Pa Negre, el prolífico escritor, era muy reconocido sobre todo por sus grandes aportaciones a la literatura infantil y juvenil.
Hemos querido homenajear a ese gran escritor y mejor persona, con esta receta y con un cuento, ya que fueron muchos los que escribió a lo largo de su vida. Aunque no hay mejor forma que homenajearlo, que leyéndolo, cosa, que os recomiendo.
Otra gran pérdida, como escritor y como persona.
Se trata de un cuento popular bereber muy conocido, es el cuento de Los Briouats y el ¡Ay!
Hassan, un viejo avaro y egoísta, se había casado con Fátima, una mujer mucho más joven que él y que había aportado al matrimonio a Kebir su hijo.Dado que el joven, era algo inocente, el viejo Hassan, no podía ni verlo.
Un día Fátima, se disponía a hacer unos briouats, el plato preferido de su marido. Este, obstinado en que Kebir no probase ni uno, perpetró un plan.
— Vete al mercado, compra dos panes, un kilo de higos bien maduros y un “ay” --le dijo.
El joven, no se atrevió a preguntar que era un “ay”.
Corrió toda la medina, compró los panes, una bolsa de higos, negros como el azabache, pero, no encontraba ese “ay”, no solo no lo encontraba, si no que todos los tenderos, se reían de él.
De vuelta a su casa, desanimado, vio a un grupo de chiquillos que jugaban con un escorpión.
Acercaban su dedo índice al aguijón, apostando entre ellos, a ver quien lo acercaba más.Ante tal algarabía, algunos gritaban, otros corrían, y un ¡Ayyyyy! Continuo, acompañaba el jugo.
— Ya lo tengo — pensó Kebir— ese es el ¡Ay! que le voy a dar a mi padrastro.
Pactó con los chiquillos y le vendieron el escorpión a cambio de una moneda. Lo metió dentro de la bolsa de los higos, era tan negro, que apenas se distinguía entre los frutos.
— Cuánto has tardado —le dijo su padrastro— me he comido todos los briouats, mientras te esperaba. Dame… dame los higos, me los comeré de postre ¿Has encontrado el “ay”?
— Sí — le dijo Kebir alargándole la bolsa de higos.
El anciano, introdujo la mano en la bolsa palpando los frutos en busca de los más maduros.
— No encuentro el “ay” ¿seguro que lo has comprado?
— Sí, seguro, busca, busca…
De repente, el anciano noto un pinchazo en su mano.
—¡ Ayyyyyyyyyyyyyyyyyy!
Kebir, había comprado el "ay".
Desde aquel día, el anciano, no volvió a comer higos y Kebir, conoció el placer de comer briouats.
Hasta mañana