Le debo a Bruno una nota, que ya está escrita y rumbo a Argentina para incorporarse a la revista de Vinarquía. En esas letras cuento su relación con el vino, hablo de su forma de verlo, de sus uvas y sus orígenes, pero no describo ninguno de ellos, a pesar de que la mayoría de los que llevan su autoría no visten ninguna etiqueta, pero llenan copas de bares y restaurantes por gran parte de Galicia.Sin embargo no quiero dejar en blanco la historia, sin mencionar su primera creación vestida de Ribeira Sacra. Su nombre es BROA y sus frutos crecen en ambas riberas, las baña el mismo sol pero las cobijan distintas laderas y las riegan diferentes ríos, el Sil y el Miño en una sola botella. No eligió la mejor cosecha para salir a pista con la primera botella que lleva su firma; pero mira si se tendrá fe el muchacho que eso no le intimidó para nada. Mencía en exclusividad, buena madurez y buenas viñas, bancales de xistos y granitos, cofermentación y algunos meses en barricas usadas hicieron de este BROA (entre los ríos) un vino serio, muy serio.