Han partido de células epiteliales humanas para obtener, mediante la reprogramación de Yamanaka, las células iPS, que a su vez han derivado en células endodérmicas hepáticas. Todavía en la placa de Petri, añadieron las células endoteliales vasculares y las troncales mesenquimales, permitiendo su interacción y la formación de las diferentes estructuras (vasos, hueso, grasa) que sustentan el desarrollo de los órganos. El contacto de los tres tipos celulares originó el tejido tridimensional hepático: una yema hepática de 4 a 5 mm, que, encapsulada, se injertó en ratones para comprobar su funcionamiento.
En una rueda de prensa organizada por Nature, Takebe calcula que esta estrategia podría emplearse en ensayos clínicos en unos diez años. Para ello, lo más inmediato es fabricar las cantidades de tejido hepático que serían necesarias para un trasplante humano (varias decenas de miles de las yemas obtenidas en este experimento). En cualquier caso la promesa de un hígado disponible para trasplante parece mucho más cerca de lo que se podía esperar hace apenas un año, según los expertos. Hasta ahora, el resultado es esbozo de hígado humano funcionando en un ratón.
Cabe recordar que, dos meses después de su hallazgo, el propio Yamanaka advertía sobre las consecuencias de un mal uso de su técnica, con la que se podría obtener vida humana en un laboratorio, y pedía que se regulase porque un mal uso podría crear vida humana en laboratorio. También explicaba entonces que se decidió a buscar técnicas alternativas a la manipulación de embriones para obtener células madre el día en que, observando un embrión a través del microscopio, le pareció ver a sus propias hijas reflejadas en el mismo.
Yamanaka ha insistido ahora que conoció en profundidad la riqueza de los embriones humanos con su trabajo en el laboratorio durante años, pero fue ver crecer a sus hijas lo que le hizo detenerse y pensar que "había que buscar otra vía" que evitara la destrucción de embriones. "Si había que avanzar en la medicina regenerativa, los científicos teníamos el deber de buscar otra alternativa. [...] Estudio con células madre no embrionarias por mis hijas". El nacimiento y crecimiento de ellas le recordaron que "cualquier ovocito fecundado puede desarrollarse y convertirse en un ser humano".
Impresionante el descubrimiento de Yamanaka. Por algo le dieron el Nobel. Lo triste es que algunos se empecinen en seguir usando embriones humanos para experimentar.