Tras el bombardeo publicitario al que hemos sido sometidos tanto con Avatar como con En tierra hostil, parece que empieza a haber algunos estrenos a los que podemos prestar atención sin que la avalancha publicitaria nos abrume. Brothers (Hermanos), dirigida por Jim Sheridan (En el nombre del padre, En América) y protagonizada por Natalie Portman, Jake Gyllenhaal y un Tobey Maguireen auténtico estado de gracia, tanto que ha sido nominado a los Globos de Oro como mejor actor dramático, es una pequeña película que no va a quedar en los anales de la historia del cine, pero que cumple su misión: entretiene y emociona a partes iguales. Cuenta la historia de dos hermanos, Sam, un militar con esposa y dos hijas que tiene que partir a Afganistán, y Tommy, el hermano que siempre ha vivido al límite y que acaba de salir de la cárcel. Entre los tres personajes se creará un triángulo, no sólo amoroso, a través del cual, aflorarán muchos sentimientos e ideas reprimidas durante años. Se trata de un auténtico dramón, que sin embargo, gracias al tono sobrio y contenido del que ha sabido dotarle Sheridan, no resulta falso o exagerado en ningún momento. Sólo pueden achacársele dos fallos: el patriotismo desmesurado norteamericano al que ya estamos más que acostumbrados, pero que en el irlandés Jim Sheridan sorprende; y por otro lado el trailer de la película, aviso, ¡que nadie vea el trailer! Yo lo hice, y resulta que destripa al completo el argumento de la película, desde el primer fotograma hasta el desenlace, algo que parece que se está convirtiendo en una constante en el cine: los trailers, o no cuentan nada y ni sabes qué vas a ver, o resumen en unos minutos la película entera, por lo que ésta pierde toda emoción.