Aún no tenéis pensado el postre para San Valentín? Pues hoy os traigo una propuesta muy sencilla de hacer y sobre todo deliciosa. El contraste del chocolate blanco con el salado de los pistachos es una verdadera explosión de sabores en la boca y lo que os aseguro es que este postre os enamorará para toda la vida¡¡¡
La receta la saqué de whole kitchen y lo que más me ha gustado de ella es lo sencilla y rápida de hacer que es. Además queda muy jugoso y con un sabor delicioso.
Ingredientes:
90 gr. de mantequilla.
400 gr. de chocolate blanco especial para fundir.
3 huevos.
100 gr. de azúcar blanco.
la ralladura de la piel de un limón.
1 cucharada de zumo de limón.
2 cucharaditas de esencia de vainilla.
255 gr. de harina de trigo.
100 gr. de pistachos (el peso ya pelados).
Para la decoración usé fresas bañadas en chocolate negro especial para fundir.
Primero derretimos el chocolate blanco. Podemos hacerlo al baño maría y sino en el microondas. Yo lo hice en el microondas. Hay que ponerlo en función descongelar y meterlo un poquito. Sacarlo y darlo vueltas con una cuchara y volverlo a meter y así hasta que se nos haya derretido. Ahora lo reservamos.
En un bol echamos los huevos y el azúcar y batimos hasta que quede bien mezclado y espumoso. Entonces incorporamos el chocolate fundido y batimos todo bien.
Ahora añadimos la esencia de vainilla, el zumo y la ralladura de limón y mezclamos bien.
Incorporamos ahora la harina y mezclamos hasta que quede una masa uniforme. Ahora añadimos los pistachos y mezclamos nuevamente.
Echamos la mezcla en un molde previamente engrasado y lo horneamos durante 25 o 30 minutos a una temperatura de 180º.
Dejar enfriar unos 10 minutos y desmoldar.