Son las 8,58 horas de la mañana. Todos los días, en el amanecer que transcurre desde el 18 al 23 de diciembre, en Brú na Bóinne se produce un hecho extraordinario que reafirma mi admiración por las culturas milenarias. Brú na Bóinne, o Palacio del Boyne, se localiza a unos 8 kilómetros hacia el interior desde Drogheda, en el condado de Meath, en Irlanda, donde el río Boyne serpentea estos bellos parajes arqueológicos. Dominan aquí, en un auténtico corredor, unas impresionantes tumbas prehistóricas donde destacan sobremanera las de Newgrange, Dowth y Knowth.
En este extenso recinto, que no podemos visitar por libre sino a través del Centro de Visitantes y con guía, comenzaremos a conocer a los nativos que crearon las tumbas neolíticas, su forma de vivir, como eran sus hogares, sus herramientas y sus armas. Explicaciones por audio-guía, así como con proyecciones audiovisuales, nos harán entender como se trasladaron hasta su emplazamiento actual las enormes piedras utilizadas en su construcción. Os recomiendo hacerlo a primera hora de la mañana dado que el número de visitantes, sobre todo en Newgrange y Knowton, es limitado.
Y se hizo la luz, a las 8,58 de la mañana, en el interior de Newgrange.
El complejo de Knowth y de Dowth.
A un escaso kilómetro y medio de Newgrange se ubica el complejo de tumbas del corredor de Knowth. Es aquí donde se dan cabida los más importantes tesoros de Europa del arte megalítico como consecuencia de haber estado habitado desde el neolítico hasta el 1.400. Este túmulo está rodeado de 127 sólidas piedras de bordillo. Alrededor de ellas existen otras dieciocho tumbas más pequeñas. Al contrario que Newgrange, aquí nos encontramos con dos tumbas de corredor aunque, de cara al visitante, solo es posible el acceso al corredor oriental.
El túmulo del Dowth, rodeado de un bordillo de 115 piedras, es el menos conocido del conjunto de Brú na Bóinne, aunque es comparable en tamaño al de Knowth. La razón puede estar en que no se puede entrar a las cámaras y nos tenemos que conformar con pasear por el exterior. Una lástima.
Llegamos hasta aquí desde una fuerte plaza normanda, donde hicimos parada y fonda, también a la orilla del Boyne: se trata de Trim. Pero este capítulo lo dejamos para más adelante porque ahora, como siempre, solo me queda desearos: SALUD, ciudadanos viajeros. Otros artículos relacionados: Los acantilados de Moher. Las islas Aran Maldron Hotel. Dublín. The Lake Hotel. Killarney.