Bruce Lee  y la imposibilidad del medio plazo

Publicado el 06 febrero 2015 por Javier Ruiz Fernández @jaruiz_

Si pasas mucho tiempo pensando en una cosa, nunca la harás.

Bruce Lee

Tendemos a creer que las palabras ‘medio plazo’ no significan nada más que futuro. Pero el futuro llega, antes o después, pero llega, y se convierte en presente y en pasado a una velocidad vertiginosa.

A mediados de los años ochenta nací yo; mis hermanos, por el contrario, lo hicieron al inicio y al cierre de la década. Desde mucho antes de nuestro nacimiento se hablaba de ecologismo, de economía sostenible, de contaminación atmosférica e incluso de derechos provida animal. En el siglo XVIII, por ejemplo, nació la idea de feminismo, ligada a la igualdad de oportunidades entre los géneros, y que cristalizaría muchos años después en el llamado feminismo radical de los sesenta, que de radical tenía bien poco, y que no hemos conseguido ni tan siquiera consolidarlo en la vieja Europa donde nació.

Ante nosotros, el medio plazo se asemeja siempre a una excusa, y nunca a una oportunidad para cambiar las cosas a tiempo. Cada minuto mueren millones de animales en los cinco continentes: en perreras, en mataderos, en plazas de toros…  ¿Y si estamos equivocados? ¿Y si no necesitamos la carne de otros animales para vivir saludablemente? ¿Y si sienten, y sufren, y padecen? ¿Y si no podemos prescindir de ella pero este modelo de consumo tiene una fecha de caducidad de poco más de treinta años?

Esta es una de las fotografías que ejemplifica la Carta del trabajador de una perrera a los dueños de mascotas. Texto esencial que circuló hace un par de años por la red.

Yo no quiero morir con sesenta años si puedo evitarlo; por eso, lo digo, y lo repito, y lo repito. Nuestro modelo de consumo tiene una fecha de caducidad no muy superior a las tres décadas. Así que mientras soñabas con vivir un siglo entero, con curar enfermedades como el cáncer, el alzhéimer o el ébola, mientras te preocupabas por conflictos de ámbito internacional que desearías ayudar a combatir (terrorismo, sistemas económicos, guerras, hambre, drogas, contaminación…), tú, yo, todos, nos hemos negado a informarnos y actuar a nivel local, e incluso somos reticentes a entender que muchos de los problemas globales pueden estar derivados de nuestro modo de vida y nuestras formas de consumo diarias.

Debemos ver el medio plazo como una oportunidad, pero también como una imposibilidad. Bruce Lee lo resumió en una de sus frases más famosas, así que quizá sea mejor recurrir a un hombre sabio para concentrar la idea: “Knowing is not enough, We must apply. Willing is not enough, We must do.” Me atrevo a traducirlo para ti: Saber no es suficiente, debemos aplicarlo. Estar dispuesto no es suficiente, debemos hacerlo.

Es fácil leer este libro, o esta recopilación de ideas; o debería serlo, porque no pretende ofrecer una lectura lenta y anquilosante para tus ojos; lo difícil es salir y cambiar el mundo, grano a grano. Lo difícil es abandonar nuestra zona de confort, preguntarse por qué ocurre esto o aquello, si no habría otra forma de hacer las cosas; ser activos, hacer, equivocarse, mejorar.

Bruce Lee en Game of Death (Bruce Lee, 1973), la última película que filmó; quedó inconclusa durante varios años hasta que Robert Clouse (Enter the dragon, 1973) consiguió terminarla utilizando dobles y ‘rellenando los huecos’ en montaje.

¿Observamos nuestro alrededor con una mirada analítica o preferimos obviar lo que ocurre frente a nosotros? ¿Nos paramos a pensar en soledad por un par de horas? ¿Somos felices con lo que hacemos? Con nuestro trabajo, con nuestros intereses, con nuestras preocupaciones… ¿Estamos integrados y luchamos por solucionar todo aquello de lo que siempre quisimos formar parte? ¿O estamos viviendo la vida que el mundo (otros) nos ha marcado?

Si nos detenemos por un minuto, si nos abstraemos del ritmo frenético que se mueve en cualquier calle de una ciudad, de una fábrica, de una carretera, vemos que, en realidad, todo fluye contracorriente. Y nosotros, por costumbre, ajenos al movimiento, hemos naturalizado ese descenso.

El activista Gary Yourofsky resumen el consumo de carne mediante cuatro premisas: hábito (habit), tradición (tradition), conveniencia (convenience) y sabor (taste). Para él, esas son las cuatro razones que explican el consumo de carne de otros animales hasta la fecha. Las dos primeras también son aplicables a cualquier excusa que queramos imponernos para evitar luchar por nuestros sueños, hasta el punto de creer que todo a nuestro alrededor ocurre por conveniencia, lo que es falso, y terminar por cogerle el gustillo, que significa el fin del medio plazo.

Controvertido cartel de la asociación animalista Anima Naturalis que relaciona la ingesta de carne con una mayor inclinación a sufrir problemas cardiovasculares y cáncer.

Concluyo estas ideas volviendo a Bruce Lee, uno de los pensadores y maestro de artes marciales (por ese orden) a quien más admiro. Sería bueno recordar que él jamás tuvo miedo del hombre que había lanzado diez mil patadas; por el contrario, temía a quien había lanzado una patada diez mil veces. No hay forma de derribar o vencer a las ideas, el problema es que necesitan a gente que las extienda una y otra vez.

Enlaces relacionados:

  • Entrevista a Bruce Lee en The Pierre Berton Show (inglés)
  • Carta del trabajador de una perrera a los dueños de mascotas, en VeoVerde

Esto es un extracto de una serie de textos que estoy preparando y que recogeré bajo el título De cómo los animales viven y mueren. Por ello, si algunas ideas parecen dispersas se debe a que estas estarán integradas dentro de un capítulo dedicado al consumo de carne en el mundo y aquí puede haberse perdido parte del discurso.