Brujas, la ciudad que cautiva

Por Martineznotte Alejandro Martínez Notte @martineznotte

En el año en que fue sede de la Trienal de Arte, Brujas lució orgullosa su pasado, su arquitectura y su belleza tan distinguida. La primera parada a la convocó es, también, uno de los principales atractivos: la torre del Belfort. Sus 83 metros de altura atraen por su bella arquitectura y porque alberga, entre otras cosas, un carillón con 47 campanas.

Este campanario es Patrimonio de la Humanidad y su valor radica en que en la tesorería, durante la Edad Media,  se guardaba el sello, el escudo y el tesoro de la ciudad. Subir sus 366 escalones tiene como recompensa disfrutar de una increíble vista panorámica de la ciudad y los alrededores
La Basílica de la Santa Sangre es otro imperdible. Su nombre se debe a que allí se guarda la reliquia con la sangre de Cristo que fue recogida por José de Arimatea y traída desde Tierra Santa. Una historia singular que no verás replicada fácilmente en otro destino. Por su parte los canales de Brujas, que le dan el nombre de la Venecia del norte, merecen un párrafo aparte. Es que siempre que una ciudad está unida por el agua, ningún viajero debe dejar de recorrerla desde esta perspectiva. En este caso hacerlo permitirá descubrir jardines secretos, puentes y rincones detenidos en el tiempo. Si bien conocer el casco de Brujas a pie es fácil porque es muy accesible, hay otra opción: pasear en carruaje. El plus de esta elección es que se realizan con excelentes guías que hacen aún más interesante la aproximación a esta joya de la historia de Europa.
El Hospital de San Juan o Museo de Memling es otra pieza clave para aprehender la esencia de Brujas. En él la historia permanece encapsulada en sus muros. Estar allí es dejarse llevar por ocho siglos durante los cuales monjas y hermanos cuidaron a pobres, peregrinos, viajeros y enfermos.
En sus salas medievales tanto como en su iglesia y capilla se guarda y protege una impresionante colección de documentos de archivo, arte, instrumentos médicos y seis obras de arte de Hans Memling. Sea en un viaje de un día o de varias jornadas; a pie, en bicicleta o en tours guiados, de algo estoy seguro: éste es un destino que no defraudará.