Nació en Buenos Aires Argentina. Durante trece años fue alumno del maestro Vincenzo Scaramuzza. A los 19, partió rumbo a París, para proseguir con sus estudios de piano tras ganar una beca del gobierno francés. En la capital francesa vivió treinta años. En los tres primeros ocupó el cuarto 17 de la Fundación Argentina, en la Ciudad Universitaria. Allí seguiría la historia de uno de los artistas argentinos contemporáneos más exquisitos en su género. Los techos altos, los pisos rojos encerados y un piano ubicado en el subsuelo de la residencia estudiantil parisina, fueron para Gelber el nuevo entorno. Atrás, los recuerdos de su casa modesta de la infancia en la que se respiraba música todo el tiempo. Y aunque ya no volvió a ella, nunca olvidó que fue ahí donde se forjó como pianista a través de las primeras clases que le impartió su madre, y también como concertista, gracias a la enseñanza de su padre. En esa casa "apentagramada", sus piernas inmóviles por la poliomelitis no fueron motivo para que sus manos descansaran sobre el piano.
Años más tarde, en el ocaso del siglo veinte, quien es considerado uno de los mayores exponentes de la obra de Chopin y Beethoven, fue nombrado entre los cien mejores pianistas del siglo....
Sin embargo, Bruno Gelber no es mejor artista por haber crecido en medio de circunstancias dolorosas que le tocó afrontar. Detrás de este hombre, generoso y dotado de una gran sensibilidad, hay toda una vida dedicada a la música. La profesión que eligió es una entrada en religión, es un amante voraz, una eterna soledad.Visitante asiduo de Copahue, Gelber, recibió aquí a "Río Negro". Reconoció tres momentos difíciles que marcaron profundamente su existencia: la polio que lo afectó de pequeño; la muerte de su madre, cuando comenzaba a disfrutar del reconocimiento internacional, y el accidente de auto que sufrió hace dos años llegando a la villa termal neuquina y en el que peligró una de sus manos. "Nada me impidió seguir", dijo. "Y aunque los pensamientos más oscuros aparecieron en cada una de estas situaciones, comprobé que no podía detenerme. Que no hay razón para dejar mi vocación. Es una pasión irremediable. Se sigue con ella como motor de la vida, o directamente, se muere".(Fuente)
Entrevista a Bruno Gelber:
Durante su larga trayectoria Gelber tuvo la oportunidad de actuar como solista de las más renombradas orquestas: la Filarmónica de Berlín, Filarmónica y Sinfónica de Viena, Royal Philarmonic, New Philarmonia, BBC de Londres, Concertgebouw de Amsterdam, orquesta de París, Sinfónica de Chicago, entre otras. Y es invitado con frecuencia a los Festivales de Santander, Salzburgo, Berlín, Lucerna, Zurich, Bezarcon.
Varios de sus discos fueron distinguidos con el "Grand Prix Du Disque", "Discophiles" y "Le grand Prix De L'Academie Du Disque", de París.
En una entrevista concedida tiempo atrás, Bruno Gelber reconoció tres momentos que marcaron fuertemente su vida: la poliomielitis que contrajo cuando era un niño; la muerte de su madre y un accidente que sufrió hace cinco años y que hizo peligrar la integridad de sus manos. "Nada me impidió seguir", declaró. Y agregó: "Aunque los pensamientos más oscuros aparecieron en cada una de estas situaciones, comprobé que no podía detenerme. Que no hay razón para dejar mi vocación. Es una pasión irremediable. Se sigue con ella como motor de la vida, o directamente, se muere".
-Con respecto a la ejecucion de las ornamentaciones. Son criterios esteticos suyos o su inclusion se debe al estudio del estilo?
-Yo no soy Rosalyn Tureck, no soy de prestar especial atencion a si la apoyatura esta antes o despues o el arpegio tal cosa o aquel trino tal otra. Para mi, eso no hace tanto a la obra. Lo importante es la linea con la cual se toca, el aliento, el interes, el magnetismo que uno hace aparecer en ella.
La idea fundamental deberia ser siempre que uno le transmita a la persona que escucha la sensacion de que el interprete esta creando la obra en el momento mismo de la ejecucion. Esa es la verdad de una buena interpretacion. Obviamente hay una parte intelectual que yo respeto, de ubicacion, de estilo, del marco, pero consi-dero que el lenguaje de la musica es un lenguaje que entiendo y en especial el de Beethoven, que es absolutamente natural.
-Su concentracion en los autores del repertorio clasico-romantico mas emblematico, derivo en una limitacion para su carrera, so-bre todo en el terreno de la discografia?
-Yo nunca les preste demasiada atencion a los discos. Es cierto que son una manera de hacerse conocer y que son los unicos documentos que dejamos, pero son documentos muy perecederos. La mayoria de la gente considera que un disco hecho hace 20 anos es obsoleto para los parametros actuales. A mi me gustaria hacer discos en vivo. Uno nunca da lo mismo cuando esta con el microfono puesto en el piano en un estudio de grabacion que cuando esta tocando ante 2500 personas. De todas maneras mi repertorio no es tan limitado.
Tengo 30 conciertos para orques-ta que toco habitualmente, no como otros que hablan de 60 pe-ro que si tienen que tocarlos no los tienen nunca a mano. Tengo unos 18 recitales diferentes. No es poco. No hay universalidad total. Un artista debe poder tocar todo; es decir, debe poder estu-diar todo. Muchas veces he estu-diado obras que nunca toque, para formation, para saberlas, para ahondar en algo que no me es afin, pero ¿por que, por ejemplo, me pondria a tocar Faure si me siento como un elefante vestido de encaje?
La inteligencia esta en saber Cuales son las cosas que estan emparentadas con uno y cuales las que no nos van. Nunca toque nada de compositores muy modernos, porque es un periodo que, en el arte, en general no me atrae. Lo completamente abstracto no me despierta ningun sentimiento.
-¿Cual fue la etapa decisiva en su carrera?
-Cuando mi padre me llevo a Europa. Yo creía que estaba loco.
Me acuerdo que al principio, mientras estudiaba, a poco de haber llegado, pensaba que tocar allí me requeriría 10 años de trabajo. Ibamos a escuchar conciertos con mi credencial de estudiante universitario y a los seis meses de eso, despues de ganar el Concurso Marguerite Long, el que estaba en el escenario de la sala de conciertos tocando era yo. Mi padre, que trabajaba en el teatro Colon, tenia una conviction ciega de que a mi me iba a ir bien y que iba a hacer una carrera internacio-nal.El estaba tan convencido que, incluso mientras yo estaba conva-leciente de la polio, el le hablaba a todos los directores que iban al Colon de la maravilla que tenia en casa y conseguia que muchos grandes fueran a escucharme. Mi madre me ayudo a ser pianista y mi padre me hizo la carrera.
-Cual fue la incidencia en su carrera de la poliomielitis que lo afecto cuando era chico?
-La polio nunca me dejo, la polio es una constante en mi vida. Vino cuando era chico y se quedo. Los problemas que tengo para caminar siempre siguieron. Yo ya era pianista y ya habia dado conciertos antes de la enfermedad, pero si hubiera tenido piernas normales, si hubiera sido un nino normal, probablemente no hubiera dedicado tanto tiem-po al estudio. La inmovilidad, el confinamiento, hacian que mi gran esparcimiento fuera el instrumento. Incluso cuando estaba en cama, a mi pedido, ponian la cama debajo del piano y asi practicaba. La concentration obligada de la enfermedad hizo que no pudiera perder el tiempo en otra cosa, fue increible. -iComo sintio su entrada en el mundo profesional? -A veces se piensa que un artista exitoso vive en un mundo ideal llieno de champagne, de recepciones divinas y demas. Tenemos algo de eso, pero también tenemos las huelgas en los teatros. Vivimos corrien do porque perdemos el avion, nos toca tomar contacto con la realidad y los problemas de muchos lugares distintos del mundo, no solo del pais de uno. La vida vale la pena ser vivida, pero es dificil. Es dificil no tener exito, es dificil tenerlo, es dificil no ser famoso y tambien dificil serlo...