Bruselas en dos días

Por Lamaletademarta
Dos días son pocos para impregnarse de la esencia de Bruselas. Sin embargo, aunque fuera durante un breve periodo, me pareció ideal acercarme a ella para pasear entre sus preciosas calles. En mi maleta traje interesantes compras culinarias, un amplio bagaje en cuanto a variedades de cerveza, y fantásticos momentos vividos gracias a la buena compañía y a los muchos encantos que la capital de Europa atesora. 

Ayuntamiento de Bruselas, situado en la Grand Place

La recorrimos en su mayor parte caminando, lo que nos permitió realizar refrescantes paradas en las cervecerías típicas de la zona.
GRAND PLACE Y ALREDEDORESComo mencionaba en el anterior post, nos alojamos muy cerca de la Grand Place, el centro neurálgico de Bruselas. Merece la pena callejear por esta zona, sin prisas, para saborear las calles que la conforman, que están llenas de restaurantes, tiendas de chocolates y gofrerías
En este barrio se encuentra el Manneken Pis (un poco sobrevalorado, en opinión), el edificio de La Bolsa, la Iglesia de San Nikolas, la Ópera y las Galerías Saint Hubert, entre otros puntos de interés. La estampa de la Grande Place por la noche es espectacular. 
 ATOMIUM
Fuera de la zona centro, una de las visitas más interesantes es la del Atomium (aquí puedes ver cómo llegar). Está algo apartado, pero merece la pena invertir media jornada en conocer este icono belga.
La celebre estructura, de más de 100 metros de altura, fue creada en 1958 con motivo de la Exposición Universal de Bruselas.
En esta misma zona se encuentra el parque de Laeken, donde se pueden descubrir los todavía abiertos pabellones de la Expo. Destacan el pabellón chino y el japonés.

También tiene una visita el afamado Mini Europe, que integra réplicas de los principales monumentos de Europa en tamaño “mini”. Cierra a las 18:00 horas.

 DE LA CATEDRAL AL PALACIO DE JUSTICIA
Partimos desde la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula -gótica y muy bonita- hacia la parte alta de la ciudad. Subimos por la Rue Royale en dirección al Parque de Bruselas y el Palacio Real.

En la Plaza Real nos encontramos con la Iglesia de Saint Jacques-Sur-Coudenberg, justo enfrente de la estatua ecuestre de Godofredo de Bouillon.
De camino hacia el Palacio de Justicia realizamos una parada imprescindible en el Mont des Arts, donde pudimos disfrutar de unas magnificas vistas de los jardines de la plaza y de los edificios del centro histórico de la ciudad.
Alrededor de esta zona encontramos una gran cantidad de museos: Museo Magritte, Museos Reales de Bellas Artes, Museo Belvue, Museo de Instrumentos Musicales...).

Continuamos por la Rue de la Regence, y antes de llegar a nuestro destino, nos detuvimos en la Iglesia de Notre Dame du Sablon, repleta de impresionantes vidrieras.
Al final de la calle, en la cumbre de la ciudad (debajo de estas líneas), se encuentra el Palacio de Justicia, que en su momento fue el edificio civil más grande de Europa.

Desde su mirador contemplamos unas maravillosas vistas de Bruselas, guiados por la expectación que nos creó este entrañable grupo de amigos belgas.

Tras la pertinente recreación fotográfica, hicimos uso del ascensor de cristal para regresar a la parte baja y pasear por el barrio de Marolles, encantador por sus abundantes cafés, restaurantes, cervecerías típicas, tiendas y por sus terracitas, que en verano deleitan al visitante con música en directo.
A diario, en Marolles, se celebra un curioso mercadillo de antigüedades, Marché Vieux, en la Place Du Jeu de Balle.
TOUR GASTRONÓMICO
Chocolate, galletas, cerveza, estofado, mejillones con patatas, gofres... Bruselas ofrece abundantes perlas para que uno no pase hambre y nosotros no perdimos ripio. 
Antes de partir me dijeron: "Es una de las ciudades europeas donde mejor se come, pero también es una de las más desconocidas en este sentido.". 
EL IMPERIO DEL CHOCOLATEEl chocolate preferido por una gran parte del público (sin ánimo de desmerecer el resto de empresas productoras) es de la marca Godiva, así que de ésta no nos salimos.

PASION POR LAS GALLETASLas galletas estrella son de la marca Jules Destrooper. Son las que ponen en todas las cafeterías. Las venden en bonitas cajas de metal con motivos belgas. Vale la pena comprarlas en un supermercado cualquiera, ya que son mucho más económicas que en la típicas tiendas turísticas. Cerca de la Gran Plaza hay un Carrefour Express donde las cajas tienen un precio de 3 o 4 euros (según tamaños).
CAPITAL DE LA CERVEZADicen que Alemania es el país de la cerveza, pero en realidad es Bélgica donde más se consume y produce por habitante.
Existen infinitas marcas de esta bebida, cada una con su correspondiente copa. Nosotros nos dedicamos a probar unas y otras, siguiendo el consejo de mi querido amigo Dani.
Hicimos hincapié especialmente en las más raras, tipo Kriek (cerveza de cereza); o las de abadía, tipo Orval (ésta me gustó especialmente), elaborada según las técnicas de los monjes trapenses. La Judas también es muy famosa, sobre todo por ser fuerte.
ALGUNAS CERVECERÍAS Y RESTAURANTES "ESTRELLA"
  • Morte Subite, en la Rue Montagne-aux-Herbes Potagères, 7. Se encuentra en el nº 3 de las atracciones de Bruselas, según los usuarios de Tripadvisor. Nos encantó.
  • Delirium Café, que tiene el Record Guinnes con más de dos mil tipos de cervezas diferentes (no pudimos probarlas todas). Se encuentra en el número 4 de la Impasse de la Fidélité. El local está muy de moda. Tiene tres plantas con ambientes diferentes.

  • Le Roy d’Espagne, en la Gran Plaza. Es cervecería pero también restaurante de comida típica. Todo muy bueno. La decoración es inquietante. 
  • La BécasseElaboran su propia cerveza y la sirven en jarras de barro. Se puede cenar allí hasta las 9 de la noche.
  • El Café Belga es otro de los más frecuentados por los habitantes de la ciudad.  
  • Fin de Siécle es un clásico. Abre hasta muy tarde, a diferencia de otros restaurantes belgas, que cierran temprano sus cocinas. Son especialistas en carnes, aunque el codillo lo sirven con demasiada salsa de mostaza, en mi modesta opinión. Por lo demás, todo estupendo. El sitio es muy agradable.

Y, lo dicho: los mejillones con patatas fritas en una Brasserie son míticos, al igual que los gofres. Los más célebres los hacen enfrente del Manneken Pis. Existen los gofres "liégois", que son los consistentes y más populares, y los "bruxellois", que se asemejan a un hojaldre más ligero. Estos últimos son los autóctonos, pero curiosamente los que menos se consumen.

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¡Espero, como siempre, vuestras recomendaciones!