Bruselas negociará un acuerdo con la isla que ponga fin a años de bloqueo
Los países más reacios aceptan a cambio de más exigencia en derechos humanos
Es mejor abordar las diferencias que pueda haber con el régimen en un marco de acuerdo”
Fuentes diplomáticas en Bruselas
"Es mejor abordar las diferencias que pueda haber con el régimen en un marco de acuerdo", explican fuentes diplomáticas, que no obstante subrayan la importancia que seguirán otorgando al respeto a los derechos humanos. Los expertos consultados advierten del grado de politización que encierran estos términos y que contamina todo el proceso. Eso explica que aún no se haya logrado normalizar la situación con el régimen de Castro, a pesar de que España ya lo planteó en 2010, con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. La paradoja es que ese deshielo pueda lograrse finalmente bajo el mandato del Partido Popular. Más allá de España, que siempre ha guiado la actitud europea hacia la isla, hay países con profundos recelos históricos a suavizar la posición común. Dentro de la antigua órbita soviética, Polonia y República Checahan sido los más persistentes, aunque las fuentes consultadas aseguran que la desconfianza está superada y los ministros se disponen a adoptar por unanimidad, ya el mes que viene, la decisión de negociar con Cuba. "La República Checa no tiene ninguna preocupación; todas las condiciones relativas a los derechos humanos estarán incluidas en el mandato negociador que se dará a la Comisión y por eso lo apoyamos", explica un portavoz de la representación checa ante la UE. La clave del consentimiento que han otorgado Praga y otras capitales reacias reside en la evaluación permanente de la situación de derechos humanos y libertades individuales que se realizará durante todo el proceso de diálogo con Castro. Como adelanto de esa voluntad de los Veintiocho, el jefe de la diplomacia holandesa, Frans Timmermans, declaró, en una reciente visita oficial a la isla, que es el diálogo, y no el aislamiento, la mejor forma de avanzar. Por eso la UE "intenta estrechar lazos con Cuba", aseguran fuentes oficiales holandesas. Hace mucho tiempo que la Comisión Europea se siente incómoda con la llamada posición común. Porque este instrumento diplomático impide a las instituciones comunitarias cualquier tipo de diálogo bilateral. Pero al mismo tiempo los Estados lo transgreden en muchas ocasiones y firman acuerdos (o visitan la isla sin reunirse, por ejemplo, con la oposición y la Iglesia católica). Bruselas es la primera interesada en iniciar unas negociaciones que ya ha mantenido una fase exploratoria Así que Bruselas es la primera interesada en iniciar unas negociaciones que ya ha mantenido una fase exploratoria pero que necesitan el visto bueno de los Estados para arrancar. "Hemos observado cambios positivos en los últimos años, sobre todo en los últimos meses", explican fuentes comunitarias. La UE, además, quedaría en una posición de clara desventaja si la eventual transición del régimen cubano hacia un modelo democrático se produce sin que Bruselas tenga un canal abierto para participar. No obstante, a la vista de fracasos y retrasos anteriores, las fuentes consultadas insisten en que hasta que el pacto llegue, la posición común regirá la política exterior hacia Cuba. Hace más de un año que los ministros decidieron dar un empuje a este asunto, sin que aún se haya rubricado. Si no hay más retrasos, el respaldo definitivo llegará a principios de febrero, en el Consejo de Asuntos Exteriores. Los datos económicos contribuyen a orientar el debate a favor de la cooperación. La UE es el primer inversor extranjero en Cuba y su segundo socio comercial (después de Venezuela), con casi 2.000 millones de euros en exportaciones europeas a la isla, según datos de la Embajada española en La Habana. Las importaciones cubanas pesan mucho menos (más de 700 millones anuales). El turismo también crea fuertes vínculos entre los dos territorios. Más de la mitad de quienes visitan cada año Cuba proceden del club comunitario. Aparte de lo que cada país negocia por su lado, la UE dispone de un marco de cooperación, muy limitado. Cuba se beneficia del llamado sistema de preferencias generalizadas, que permite a los países en vías de desarrollo introducir en el mercado europeo algunos productos. Pero precisamente este año la isla dejará de ser beneficiaria por haber rebasado el nivel de renta exigido. También hay fondos europeos que financian proyectos de desarrollo, poco relevantes. La dimensión del acuerdo tendrá que ser pactada con las autoridades cubanas, de entrada muy receptivas a abrir las puertas a Europa. Pero la prudencia se impone hasta el último momento, dados los giros de timón que el régimen cubano ha dado históricamente en su relación con la UE.
Atrapados en un corsé diplomático
La llamada Posición Común es un insólito instrumento diplomático que la Unión Europea ha empleado en contadas excepciones en su política exterior. Consiste en una decisión unilateral que impide el diálogo institucional con un determinado país u organización porque se considera que no respeta los derechos humanos ni las libertades individuales. El problema de esta herramienta es que no permite influir en aquello que pretende lograr, el desarrollo de los derechos humanos. Sin diálogo oficial con Cuba, la UE ha renunciado también a participar en el proceso de democratización de la isla, que ya se está produciendo sin presencia bruselense (aunque en la práctica los Estados miembros mantienen numerosos vínculos con el régimen castrista). En la actualidad, no hay ningún otro país en el mundo afectado por esta Posición Común comunitaria, según confirma la Comisión Europea. Ni siquiera alguno con los que Bruselas puede tener más choques diplomáticos como Venezuela o Irán. En los últimos años la UE ha ido retirando esta etiqueta a Estados como Congo o Zimbabue. La Posición Común rige, eso sí, para organizaciones terroristas como Al Qaeda. Una analogía que anima a los europeos a superar este marco con Cuba DIARIO EL PAÍS