Los niños y niñas del colegio me habían hablado de Buba. Contaban que había sido abandonado por su familia, que eran rumanos. Ellos estaban muy preocupados porque Buba ya llevaba un mes por las calles deambulando. Todos le daban de comer pero nadie se acordaba de ponerle agua. Al ser un perro muy noble y tranquilo se hacía querer por todos. Nadie le hacía daño, por
lo menos aparentemente. Buba siempre volvia al mismo lugar donde le abandonaron y así se quedaba horas y horas esperando. Dias, semanas y llegó el mes. Su familia no volvía a por él. Un día alguien lo cogió y me lo llevó a la puerta del colegio y me dijeron: Si de verdad trabajas para una protectora debes ayudarle. Él os necesita. Es un perro muy noble y cariñoso. No dejéis que se los lleven los de la perrera.
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