Budismo y nacionalismo en Sri Lanka (5)

Por Tiburciosamsa

Anagarika Dharmapala había nacido en 1864 en una familia de la burguesía. Su nombre original era David Hewavitharane. Dharmapala estudió en las escuelas cristianas y salió de allí rebotado por la manera en que se denigraban el budismo y la cultura srilankesa. Dharmapala contactó con Madame Blavatsky y Henry Steel Olcott poco después de que hubieran llegado a la isla y ese contacto le impactó lo suficiente, como para abandonarlo todo y comprometerse sólidamente con el budismo.

En 1891 Dharmapala tuvo la suerte de encontrarse con un catalizador para sus ideales de restauración del budismo. Y es que la gente a menudo no reaccionará si le presentas un ideal amplio y abstracto, pero si se lo concretizas en algo que pueda comprender la cosa cambia. El catalizador fue descubrir que el sitio donde Buda alcanzó la iluminación Bodhgaya, en la India, estaba administrado por un sacerdote shivaíta, que pensaba que Buda era un dios más de su panteón. Poco después de su visita a Bodhgaya, creó la Sociedad Mahabodhi, cuyos objetivos eran: llamar la atención de los budistas de todo el mundo sobre el estado en que se encontraba Bodhgaya, difundir el budismo en su tierra de nacimiento, donde se había extinguido hacía unos 600 años y servir de vínculo entre los budistas de distintos países. A estos nobles objetivos se unía posiblemente otro un poco menos confesable: que Sri Lanka recuperase su primacía en el budismo mundial. En 1922 en un panfleto titulado “Un mensaje a los jóvenes de Ceilán”, Dharmapala afirmó que “con el budismo Ceilán se convertirá en un faro de religión para el mundo.” Mi sospecha es que esta idea ya la tenía en 1891 cuando creó la Sociedad Mahabodhi.A la postre Dharmapala acabaría rompiendo con Olcott y los teosofistas. Aunque asimiló sus ideas sobre el budismo como una filosofía científica y racional y su rechazo de las supersticiones, nunca acabó de asimilar algunas de las pajas mentales ecuménicas que se hacían los teosofistas. Sí, eso de los arios y de que Jesucristo era el hermano pequeño de Buda y que ambos venían a enseñar lo mismo, junto con Zoroastro y unos cuantos profetas más. Entiendo y comparto ese rechazo, pero me parece que en la ruptura jugó otro factor adicional. Olcott y los teosofistas eran universalistas, mientras que Dharmapala era rabiosamente srilankés y nacionalista. Tal vez su principal contribución fuera la de aunar el renacimiento budista con el resurgir del nacionalismo srilankés. Muchos de los postulados del nacionalismo budista srilankés actual se encuentran ya en Dharmapala. Ya mencioné el primero: Sri Lanka como faro de religión para el mundo. Como que me recuerda a aquello que decía Marcelino Menéndez-Pelayo de España, luz de Trento y martillo de herejes. Otro postulado es la superioridad del budismo, que es muy anterior a Cristo y ayudó a hacer de Sri Lanka una tierra de justicia. Esa Sri Lanka budista y paradisiaca fue destruida por los malos tamiles y los cristianos que trajeron “el asesinato de animales, el robo, la prostitución, el libertinaje, la mentira y el alcoholismo”. Dios mío, yo ya sabía que los cristianos eran unos incordios que te dicen que vayas a misa los domingos y no te hagas pajillas, pero no me imaginaba que fueran tan abyectos. Dharmapala había descubierto el valor del victimismo: la de cosas malas que me habéis hecho; nada que yo haga para resarcirme podrá compararse con las maldades que hicisteis conmigo. Por cierto que en sus odios Dharmapala era realmente ecuménico. Los cristianos eran muy malos, pero de los musulmanes también se pueden decir lindezas como que son “un pueblo extraño, que mediante métodos propios de Shylock se han hecho prósperos como los judíos”. Los arteros musulmanes, dándose cuenta de la inocencia e ignorancia de los cingaleses “florecen  y los hijos de la tierra se ven puestos contra un muro.” Menos mal que los musulmanes sólo representan el 9% de la población, que si llegan a ser más se comen a los cingaleses.Dharmapala insistió en la identidad entre los cingaleses y el budismo: “El budismo estaba completamente identificado con la identidad racial del pueblo. Sri Lanka, la isla budista, pertenece por tanto a los cingaleses. Los tamiles que se queden en el sur de la India, de donde vinieron.” Esta idea, aparte de injusta y ahistórica, ayudó a darles a los cingaleses eso que necesitan los nacionalistas que se precien: un enemigo exterior que les ayude a cohesionarse.El tipo de budismo que Olcott y Dharmapala crearon ha sido denominado “budismo protestante” por cuanto refleja algunos rasgos del protestantismo al que se oponían. Es un budismo que se quiere austero y purificado de supersticiones y leyendas; aquí recuerda a los reformistas oponiéndose al culto a los santos y dirigiéndose únicamente a Dios. Estado y religión están separados, mientras que en el budismo theravada tradicional siempre ha habido una unión muy estrecha entre poder político y religión. El papel de los laicos se ve realzado. Ya no precisa de la sangha para acceder a los textos o para iniciarse a la meditación. Dharmapala introdujo dos novedades importantes acerca del papel de los bhikkus. La primera es que le imbuyó de un espíritu misionero, que uno diría que es el mismo que él habia absorbido de niño de los misioneros protestantes que le educaron. Desde finales del siglo XIX procuró enviar a monjes srilankeses a la India y a Inglaterra para que difundieran el mensaje de Buda. La otra novedad fue enfatizar la función social de los monjes. Quería que los monjes se integraran en la sociedad y actuaran en ella. En ausencia de una realeza autóctona, eran los monjes los que tenían que asumir ese papel. Adiós a la imagen del monje que se retira a meditar a un monasterio en el bosque. Además, copiando a los misioneros protestantes, reemplazó los rituales largos y complejos por sermones breves centrados en temas sociales.Dharmapala no sólo fue un pensador y organizador. También fue un hábil propagandista. Sus conferencias despertaban gran expectación y atraían mucho público. A ellas venían a sumarse los numerosísimos artículos y panfletos que escribió durante toda su vida y el establecimiento del semanario “Sinhala Bauddhaya” de gran difusión. Un seguimiento de sus escritos revela cómo su tono se fue haciendo crecientemente antioccidental y nacionalista. La influencia de Dharmapala sobre el budismo srilankés fue decisiva. Fue por sus esfuerzos que apareció en la isla la mezcla explosiva de nacionalismo, racismo y budismo que hoy se ha convertido en un problema. Dharmapala también trajo consigo el nativismo: el rechazo de los nombres, maneras de vestir y costumbres inglesas. Esto en sí no es malo. Lo malo es cuando el nativismo da paso al ombliguismo: somos los mejores y todo lo de fuera es malo. Es cierto que las ideas de Dharmapala eran muy variadas y que también habló de un budismo social, pero esa línea de su pensamiento quedaría un tanto oscurecida en sus sucesores.En el camino que va de Dharmapala al budismo politizado y nacionalista de hoy, existen dos eslabones que no pueden dejar de mencionarse: el centro de estudios Vidyalankara Pirivena y Walpola Rahula.