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Buen gobierno y profesionalización de la Gestión Sanitaria

Por Iñaki González @goroji
Buen gobierno y profesionalización de la Gestión Sanitaria

De vez en cuando sienta de lujo encontrarse con una tribuna como la que firma José Ramón Repullo en Diario Médico sobre cómo profesionalizar la gestión sanitaria.

A través de una serie de puntos (nueve concretamente) el autor nos da sus claves sobre cómo aplicar conceptos muy básicos en torno a la aplicación del Buen Gobierno en las organizaciones públicas de tipo profesional. Aquí mi selección particular:

Los "principios de Buen Gobierno" alinean a ciudadanos y políticos.

Así, el buen gobierno tiene que ver con no ocultar cosas (transparencia), con dejar que los grupos afectados (todos y no sólo los que hacen lobby) puedan conocer las agendas de cambio con tiempo suficiente como para opinar e influir en ellas (participación); y explicar de forma completa y sin restricciones, de forma razonada, argumentada y paciente, lo que se ha hecho y lo que no se ha podido hacer (rendición de cuentas). También el Buen Gobierno ayuda a poner las instituciones al servicio de la ciudadanía.

Gobernar servicios profesionales exige nuevas habilidades y estructuras.

En algunos sectores, la Administración tiene y gestiona centros que producen directamente servicios públicos para satisfacer las necesidades de los ciudadanos; y en ellos trabajan profesionales de altísima cualificación (médicos, científicos, profesores...). Se produce un choque de lógicas cuando los "no expertos" han de ejercer poder jerárquico sobre los "expertos", porque la asimetría de conocimiento e información es insalvable tanto para los políticos como para los gestores profesionales.

El Buen Gobierno de organizaciones profesionales propone alejar a los responsables políticos e institucionales a "una brazada de distancia" (one arms' length).

Y lo hace para evitar que la excesiva proximidad física facilite la promiscuidad política o interpersonal y el mangoneo cotidiano. Los órganos colegiados de gobierno crean el espacio virtual mínimo necesario para que penetre y sobreviva la transparencia, la participación y la rendición de cuentas.

El alejamiento protege al político de sí mismo.

Contra lo que pueda parecer, esta medida puede beneficiar al político o responsable institucional, ya que le desprende de una discrecionalidad que puede llegar a ser corrosiva e insoportable: su negativa a una solicitud insensata de un superior o un compañero de partido, puede ser mucho más fácil al depender de decisiones colegiadas muy visibles.

Cambio de cultura y profesionalización de los gestores.

Muchas cosas comenzarían poco a poco a cambiar si un órgano colegiado consigue tener la mitad minoritaria de sus sillas con participación de ayuntamientos, profesionales y ciudadanía experta; más si las normas crean un mecanismo de control parlamentario, de transparencia y de participación reglamentada; y mucho más si se le confiere al órgano colegiado la función de nombrar (o proponer el nombramiento) al Director Gerente sobre la base de un currículo (publicitado previamente y contrastado), un proyecto (consultable) y una presentación con entrevista y preguntas ante la propia Junta de Gobierno que propone su nombramiento.

Éste último punto es mi favorito. De todas formas, si quieres repasar los 9 conceptos o ideas clave que el autor José Ramón Repullo considera básicos para la aplicación del Buen Gobierno en las instituciones sanitarias, no dudes en consultar el artículo de referencia.

Y ya que estamos ¿te atreves tú a darnos el número 10?

Fuente: Cómo profesionalizar la gestión sanitaria, tribuna de José Ramón Repullo. Diario Médico.


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