Buena mala noticia.

Publicado el 02 agosto 2013 por Torrens

La buena noticia es que el Presidente Rajoy habla en el Senado y a uno no le dan unas ganas locas de mandarlo a paseo, o a donde sea, como me ocurrió con su famoso discurso de junio 2012 sobre el rescate bancario.

Pero la mala es que desgraciadamente el Sr. Presidente no pierde el hábito de hablar para párvulos idiotas perdidos.

Antes de hacer cualquier comentario sobre el debate del jueves 1 de Agosto, tengo que decir, porque si no me va a dar algo, que en dicho debate se perdió una nueva ocasión de oro para que, en caso que exista un solo diputado o senador honesto, alguien hubiese hecho una propuesta para que este país disponga de las leyes, normas e instrumentos necesarios para controlar en serio la corrupción y acabar de una vez con la normativa y recursos actuales que parecen diseñados para proteger la corrupción y a los corruptos y que darían vergüenza en la peor república bananera.

En relación con el discurso del Sr. Presidente, en primer lugar deberíamos felicitar efusivamente a Dn. Mariano y al PP por su gran honradez y honestidad. Efectivamente, el Sr. Presidente dijo textualmente: “Por lo que se ve, algunas personas disfrutan el privilegio de conocer ya la verdad. Por ello, no precisan que se les diga nada, porque no les interesa escuchar nada que no coincida con ese dogma personal que han prefabricado. No es información, pues, lo que reclaman, sino una ratificación sin condiciones de sus propias ideas, si es que podemos llamarlas así.”. Se puede llegar a definir casi igual de bien, pero es imposible mejorar esta definición de lo que el PP hace continuamente. Mientras lo escuchaba se me apareció la Sra. de Cospedal afirmando categóricamente que el PP es el partido más transparente de España.

Al poco rato el Sr. Presidente soltó “En efecto, traer al Parlamento debates estériles, infundados, plagados de sospechas sin confirmar y de informaciones parciales difícilmente puede considerarse un gesto de respeto a la Cámara. Por eso no he comparecido hasta hoy. No me parecía que lo que aquí se pudiera debatir compensara el mal efecto que este debate podría producir en nuestro crédito exterior; pero hemos llegado a un extremo, Señorías, en el que el mal que ya se ha causado a la imagen del país y a la confianza de los ciudadanos comienza a resultar relativamente pequeño al lado del daño que pudiera producirse si no se sale al paso y se da una respuesta cumplida a lo que está ocurriendo.

A eso es a lo que vengo, Señorías, a frenar esa erosión de la imagen de España que algunos cultivan; a evitar que el daño a los españoles, a sus intereses y a su futuro siga creciendo de manera, a mi parecer, irresponsable; y también, a desmentir las mentiras, manipulaciones e insinuaciones maliciosas que han jaleado con entusiasmo, entre otros, algunos dirigentes políticos”.

Solo tengo un comentario que hacer a esta larga parrafada: “A’da, y io si’ e’terame de que eze zeñó ze ezcoñdia poh asegnó un favó. Zege bugo¡!¡!, Juo¡¡, Juo¡¡, Juo¡¡”.

Curiosamente, un señor tan sumamente preocupado por nuestra imagen exterior provocó el siguiente titular, la siguiente foto y el siguiente párrafo traducido en The Economist.

Rajoy clings to his job (Rajoy se aferra al cargo)

Aug 1st 2013

Mr Rajoy then wrapped himself in the red and gold flag of Spain. He implicitly accused anyone who now chose to believe Mr Bárcenas, the self-confessed author of secret accounting ledgers showing systematic cheating by the PP, of a lack of patriotism. He reminded deputies that Spain’s judicial system allowed Mr Bárcenas, currently remanded in jail by a judge who worries he might flee the country, to lie as he defends himself from tax fraud and money-laundering accusations after secretly stashing some €40m ($53m) in Swiss bank accounts. But Mr Rajoy insisted that the man whom he once told to “stay strong”, in a text message, after allegations about the Swiss bank accounts were first revealed, is now an inveterate liar determined to frame the PP. Few Spaniards believe him. Polls show that 82% think the PP leadership knew what was going on.

(Entonces el Sr. Rajoy se envolvió en la bandera roja y gualda de España. Acuso implícitamente de falta de patriotismo a cualquiera que prefiriera creer al Sr. Bárcenas, el autor confeso de los libros secretos de contabilidad que muestran irregularidades sistemáticas del PP. Recordó a los diputados que el sistema judicial español permite al Sr. Bárcenas, momentáneamente en prisión por decisión de un juez que teme puede huir del país, mentir en su defensa de las acusaciones de fraude fiscal y blanqueo de dinero después de colocar secretamente unos 40 millones  de Libras (53 millones de $) en cuentas de bancos suizos. Pero el Sr. Rajoy insistió en que el hombre al que una vez le dijo que se mantuviese firme, en un mensaje de texto cuando ya se habían revelado las cuentas en bancos suizos, es ahora un mentiroso compulsivo determinado a difamar al PP. Pocos españoles le creen. Las encuestas muestran que un 82% piensan que la cúpula del PP sabía lo que ocurría).

De todas formas no hemos de preocuparnos. Llevo años leyendo The Economist, entre otros, y pocas veces he leído párrafos tan duros referidos a líderes europeos, pero conforme a las maneras de actuar del PP definidas por el Sr. Rajoy en el primero de los párrafos que he citado, seguro que consideran que este, y otros artículos similares, son excelentes para mejorar la imagen de España, y hay de quien no esté de acuerdo.

A continuación el Sr. Presidente, como una gran concesión, admitió que se había equivocado con Luis Bárcenas, aunque no se refirió a los demás tesoreros del PP, que solo por casualidad también tienen serios problemas con la Justicia. En ningún caso admitió sin embargo responsabilidad  o conocimiento de los trapicheos del Sr. Bárcenas por su parte o la de nadie más del PP. Un milagro de la importancia del de los panes y los peces al que se añade otro: se ha de ser del PP para verlo claro.

Para compensar su concesión al admitir su error, se pasó entonces un buen rato hablando una vez más de la crisis pasada, porque ya no estamos en ella, y de lo bien que lo ha hecho su gobierno. Si es que advirtió a los chinos que nuestra economía pronto va a superarlos no lo oí, pero en comparación con lo que dijo cabe dentro de lo posible. Y acuñó otra fase para incluir en la antología de paridas parlamentarias: “aunque la economía española no esté bien, va mejor”.

La campaña que el gobierno Rajoy está haciendo sobre el fin de la crisis me parece irresponsable. Es cierto que algunos indicadores mejoran bastante en los últimos meses, pero, por más que se inventen cifras “desestacionalizadas”, la mejora es solo relativa, y hasta el mes de octubre no sabremos en realidad si se trata de una mejora estable de la tasa de desempleo, y teniendo en cuenta que la economía es aritmética y psicología a partes más o menos iguales, si en otoño tenemos recaída, cosa desgraciadamente bastante probable, las consecuencias pueden ser funestas, y volverá a ocurrir como siempre, que nuestros políticos seguirán tirándose los trastos a la cabeza sin hacer nada serio para enfrentar el problema que no sea recortar todavía más.

Tampoco me pareció bien tanto autobombo cuando si alguien tiene mérito sobre el descenso del gasto público es la ciudadanía sobre cuyos servicios ha recaído la mayor parte del sacrificio mientras que reformas, recortes y adelgazamientos sobre altos cargos de la política y la Administración Pública, subvenciones, racionalización de las inversiones en infraestructuras, etc. que tenían que haber sido la primera y más importante de las medidas, ha sufrido solo lo mínimo indispensable.

Curiosamente en su loa a la recuperación de nuestra economía el Sr. Rajoy hizo hincapié en la sustancial mejora de la balanza comercial, sin duda uno de los principales elementos, sino el principal, que nos ayudará de verdad a salir de la crisis. De paso podía haber mencionado que las CCAA que aportan la mayor parte de las exportaciones y servicios turísticos que empujan nuestras balanzas comerciales y de pagos al superávit son las que son periféricas y malditas desde el punto de vista del déficit calculado de la peculiar forma que lo hace la Administración Central. También podría recordar dichas balanzas y la importancia del comercio exterior la próxima vez que decida construir otro AVE de lujo a ninguna parte, en vez de hacerlo de una puñetera vez para pasajeros y MERCANCIAS en el corredor mediterráneo que atraviesa la zona de donde salen más del 70% de nuestras exportaciones. Los gobiernos franceses son centralistas, los gobiernos españoles pretenden ser centralistas, pero acaban siendo estúpidos.

En la parte final de su discurso, y después que al inicio dijese que no quería practicar el “y tú más”, hizo exactamente eso poniendo de vuelta y media a los que le habían forzado a dar explicaciones, pero está claro que el hecho de que el Sr. Rajoy diga algo al principio de un discurso, y al final del mismo discurso haga o diga exactamente lo contrario ya no es novedad.

De las réplicas me gustó la de Alfred Bosch de ERC, que de una forma más suave que como lo voy a explicar, pero tampoco demasiado diplomática, le dijo al Sr. Rajoy que si Bárcenas le engañó, lo que constituía el eje central y único de sus explicaciones, entonces nuestro Presidente o es mentiroso o es estúpido, y que creía que lo segundo, tal como se habían desarrollado los hechos, podía ser incluso peor. El Sr. Bosch tiene toda la razón porque, como también apunta The Economist, cuando el Sr. Rajoy y el PP se dieron cuenta del desaguisado y empezaron a cortar con Bárcenas, en España ya hasta el Tato conocía el caso, y venir ahora con que les engañaron…