Buenas noches cielo añejo.
Abro los ojos al vacio,
la oleada de señas no me sirve,
¡No estas!, no estas y no te busco.
Te has ido, las palabras solo son recuerdos
y el sonido un llanto de gigantes perdidos.
(¿Donde estas ahora?)
Soy el final de las horas tras tus huesos,
el último fragmento de tu cobija entre mis brazos,
la puerta herida que ahora mira hacia la calle,
abierta de par en par, pero sin ti,
sin ti en el latido de mi pecho agujerado.
Buenas noches mi cielo añejo,
mi luz de vida y dulce estrella.
Buenas noches y te apagas,
te vas despacio y dejas huellas,
espinas nada más y solo eso.
Quisiera encontrarte sin buscarte,
amarte sin medida ni recelo,
pero no estas, no estas y no te busco,
y no te busco porque muero,
y muero… porque fuiste tu mi vida.
Buenas noches cielo añejo de mis días,
de mis noches perdidas en tu cuerpo,
de mis manos que ahora te sujetan a lo lejos,
allá, allá entre los minutos de tu huida.
Buenas noches, yo te quise y aún te quiero.
¡No estas!, no estas y no te busco,
no te busco porque te quise y aún te quiero,
y es por ese tanto que te quise y aún te quiero…
que por eso mismo no te busco.
Buenas noches, mi adorado y dulce cielo.
-Buenas noches cielo añejo-