LAS CHICAS SE VISTEN BIEN PARA ELUDIR EL CAOS
Detenerse es ceder.¿Qué era lo que él estaba buscando? Una fruta paradisíaca que se sostendríacontra la luz, convertirse -a tiempo- en un diáfano perico verdedetrás del cual. ¿Qué? Ella había visto fotos
del espacio que le pusieron la piel de gallina: gotitas y polvo suspendidoen una iridiscencia azul índigo, ambos esperando que una fuerza actúe sobre ellos.Ese día se vistió de negro, con mediastransparentes, pendientes caligrafiados, toques de rubor con rojo sangre debajo.
Ella dijo: A veces es más sabio no ver, inducir un trance de la vistadonde la ceguera borra el temblor de la cuerda a punto de cortarse.Menos puede mejorarse con menos. Conocía la formade disimular y la forma de abrir una lata con un cuchillo- Conocía a la Dulce Delicadeza
y su fría amiga, Necesidad, vivía a sólo dos paradasen un continuun tenso como un alambre. Así como los labios bien definidos formaban una puerta,las habitaciones detrás se llenaron de demonios que seducían y besaban con lascivia-piedras dispersas, ruido de cadenas, hombres afeitados.
Mary Jo Bang en El claroscuro del pingüino (kriller71 ediciones, 2013).
Traducción de Patricio Ginberg y Aníbal Cristobo.