Es para mí, como escritor, todo un lujo que el novelista Montero Glez abra su nueva novela, Talco y bronce:
una historia de amor con el trasfondo de la venganza y las mafias policiales, que mereció el VIII Premio Logroño de Novela, con una cita de mi cosecha:
Te dejo, como tengo por costumbre, con el inicio de esta trepidante historia:
- JURO POR MI LIBERTAD QUE LO VOY A MATAR.Lo habían tramado esa misma tarde, en la intimidad del coche; un Seat 1430 color rojo, aparcado en la cuneta. Tenía matrícula falsa y tapicería semejante a la piel de una rata vieja. En el asiento de atrás, el Chuqueli se vestía para la faena. - No mola ni un poquito -iba diciendo el Chiqueli-. A mi menda le mosquea. Apesta a rollo chungo, nena. Pero la Malata no atendía a razones. El fuego de la venganza iluminaba su rostro. Con los puños prietos sobre el volante, repitió: - Juro que lo voy a matar. Llevaba el pelo recogido con horquillas, ajustadas a los lados de las sienes, y los párpados se extendían, dejando a la vista los ojos rasgados de rabia. Por el retrovisor, el Chuqueli pudo advertir la carga de aquella mirada y llevó el garabato de los dedos hasta el vientre de la Malata, de pocos meses. Ella le cogió la mano, apretó con fuerza y siguió hablando como si viviera las cosas antes de que pasasen. -En la misma habitación del hotel, en un pispás, me lo cargo -aseguró la Malata con ese toque peligroso que ponen las mujeres en la voz cuando retan a la muerte.
Montero Glez. Talco y bronce. VIII Premio Logroño de Novela, Algaida Editores, 2015.